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Me quiero vacunar

Más personas de acuerdo con inmunizarse en un momento crucial para enfrentar la pandemia.

En la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) que publicamos en este diario aparece una cifra que, en medio de la tormenta vírica que sufrimos, es alentadora: un 58% de peruanos ya estaría decidido a vacunarse, un 6% no está seguro y un 38% no lo haría. En suma, la balanza de la opinión pública se inclina hacia la inmunización.

No es un debate plenamente ganado frente a los desconfiados, los antivacunas o los devotos de la conspiración. Pero es una cifra significativa si se tiene en cuenta que, apenas en enero pasado, la encuestadora IPSOS registró que el porcentaje de ciudadanos que no iría a un centro para que lo inmunicen ascendía a un inquietante 48%.

Hay algunos hechos que podrían incidir en este cambio de ánimo. Por un lado, la llegada de las vacunas de Sinopharm, así como la confirmación de que paulatinamente irán llegando otros lotes, como los de Pfizer. Parece cundir la sensación de que el pinchazo salvador ya no está tan lejos.

Es curioso, además, que el escandaloso caso denominado ‘vacunagate’ no haya tumbado la confianza en la inmunización. Por el contrario: de la atmósfera ciudadana quizás se levanta un clamor por hacer justicia no solo en los tribunales, sino en los hombros de quienes sienten que con una vacuna aumentan las posibilidades de vivir.

Confiamos en que esta aprobación ciudadana no se torne volátil, como algunas preferencias electorales, sino que se consolide entre la ciudadanía. Para reforzarla, cabe recordar algunos ingredientes clave en el terreno sanitario y sacudir, una vez más, una serie de versiones sin sustento, que siguen circulando en el debate público.

Las vacunas fortalecen el sistema inmunitario de cualquier persona. Al apelar a la inoculación de un virus debilitado, o de una parte de él (lo que termina siendo inocuo), activan nuestras defensas, las preparan, de un modo incluso más eficaz que si lo hiciéramos por cuenta propia. No en vano han salvado millones de vidas por décadas.

La erradicación de la viruela y la disminución de la polio, en todo el mundo y gracias a las vacunas, son evidencias de que se trata de uno de los grandes logros médicos de la especie humana. Poner el hombro personalmente es ponerlo para todos, porque la inmunización solo funciona si es un acto masivo, comprometido y solidario.”Poner el hombro es ponerlo para todos, porque la inmunización solo funciona si es un acto masivo y solidario”.