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Miedo marciano

“¿Cómo sería Marte conquistado por esos seres humanos que estuvieron a punto de hacer estallar en mil pedazos el planeta durante la Segunda Guerra Mundial? Ese era el miedo de Bradbury’'.

El histórico y espectacular aterrizaje del robot Perseverance sobre el planeta rojo, cuya misión es franquear el camino a futuras exploraciones humanas, cortó de un tajo el suspiro de los millones de lectores de Crónicas marcianas, el conjunto de relatos que Ray Bradbury publicó en 1950 y que evoca una imaginaria colonización de Marte.

Al escuchar el primer audio que Perseverance registró del ruido de los vientos marcianos, la piel de los seguidores de las historias de Bradbury (1920-2012) se erizó porque significaba que el futuro que había inventado comenzaba a convertirse en realidad. No todos los escritores alcanzaban tremenda proeza.

El origen de Crónicas marcianas es tan increíble que parece otra ficción. Bradbury ni siquiera tenía el nombre del libro cuando tomó un bus de Los Ángeles a Nueva York y cruzó el país en busca de un editor. Después que varios rechazaran sus cuentos porque preferían publicar novelas, tuvo una última reunión antes de regresar sin nada en los bolsillos, con un editor coincidentemente llamado Walter Bradbury.

Según dijo en una entrevista a la revista The Paris Review: ’'Estaba a punto de regresar a casa cuando, la última noche, (Walter Bradbury) me dijo: ‘¿No cree que tiene un libro si coge todas esas historias marcianas y las junta? Podría titularlo Crónicas marcianas’. El título lo puso él, no yo.

Pasé toda la noche despierto en mi habitación donde pagaba 50 centavos, esbocé el índice del libro y a la mañana siguiente se lo llevé. Cuando lo vio, me dijo: ‘Te daré un cheque por 750 pavos’. De regreso en Los Ángeles junté todos los relatos que aparecieron en Crónicas marcianas’'.

En esa época, Bradbury había publicado dos libros sin mucho éxito, su esposa había dejado de trabajar por el embarazo de su primera hija, tenían múltiples facturas pendientes de pago, y en el mundo pululaban el miedo y la ansiedad por una guerra atómica −los estragos de Hiroshima y Nagasaki estaban muy frescos−, y se encontraba en pleno auge la ’'cacería de brujas’' sobre todo lo que parecía o se sospechaba que era comunista.

¿Cómo sería Marte conquistado por esos seres humanos que estuvieron a punto de hacer estallar en mil pedazos el planeta durante la Segunda Guerra Mundial? Ese era el miedo de Bradbury. En el cuento ’'Los Colonizadores’', esbozó sus temores: ’'Los hombres de la Tierra llegaron a Marte. Llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados. (...) Cada uno de ellos tenía una razón diferente.

Dejaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar algo, dejar algo o abandonar algo; para desenterrar, enterrar algo o abandonar algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños’'. La pesadilla de Ray Bradbury, 70 años después de la publicación de su libro, sigue dando miedo.

La República

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