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Victoria pírrica

La salida de la exministra Mazzetti solo abona en el descrédito creciente del Congreso.

La salud pública está en grave riesgo. Y el Congreso ha elegido el peor momento de la segunda ola de la pandemia para cruzar espadas con el Ejecutivo, cuestionar a la saliente ministra de Salud, obligarla a apartarse del cargo y seguir minando el aparato estatal con su visible interferencia en las decisiones del Gobierno.

De nada sirve ahora que los congresistas señalados como autores de una moción de censura contra la doctora Mazzetti apelen a que ella se fue por su propia voluntad. De haberse mantenido en el cargo, se hubiera producido indefectiblemente su salida, y la cadena de cuestionamientos hubiera seguido escalando a otras esferas del poder que están en el blanco de un sector de congresistas.

Lo logrado por el Congreso es una victoria pírrica. Un triunfo de nada y para nada. Salvo el descrédito que crece y el rechazo que provoca entre cada vez un mayor número de personas.

Hemos tenido seis cambios de ministros de Salud y cinco ministros en plena crisis sanitaria, es decir, en poco menos de un año. Cómo podemos interpretar esta inestabilidad sino como una interferencia constante en la gestión que se hace de la salud pública desde el Ejecutivo.

El Congreso tiene que ejercer su función de control, eso es indudable. Pero el bloqueo constante mediante comisiones investigadoras, acciones de seguimiento, mensajes altisonantes y un forcejeo permanente con el Ejecutivo nos debilita y, con ello, derrumba el frente común que las autoridades deben establecer para enfrentar en conjunto, el flagelo de la pandemia.

Hoy por hoy, está en marcha un plan de vacunación que podría ser muy exitoso si se mantiene fielmente la promesa de evitar filtraciones, relaciones de amiguismo e injusticias al momento de aplicar la vacuna al personal que combate a la COVID-19 en primera línea.

Avanzar en tan breve plazo con el número de vacunados hasta alcanzar más de 50 mil personas en menos de una semana es un evidente logro que no se puede mezquinar al Minsa ni a la propia exministra Mazzetti. Pero se trata de un trabajo que debe continuar sin ruidos políticos que lo distraigan porque es, por el momento, la única salida que ofrece la ciencia.

Cuando apreciamos la marcha sostenida del Congreso hacia la obtención de objetivos subalternos y que no pretenden aportar a la lucha contra la COVID-19, no podemos sino recordar la frase del médico brasileño Augusto Cury: “La confianza es un edificio difícil de construir, fácil de demoler y muy difícil de reconstruir”.