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Versos presidenciales a la vacuna

“Así te llames hoy Sinopharm, mañana AstraZeneca, Pfizer, Sputnik o como quieras llamarte, para mí siempre serás la misma, vacuna mía, vacuna nuestra”.

Dicen que soy un presidente poeta. / Para mí todo se trata, del destino, una treta.

Ay, amor, vacuna mía, cuando por fin te tengo no eres mía, eres antes de todos.

Heme aquí, heme allá, amor vacuna, nos van a criticar de todos modos.

Cuando por fin te tengo y eres mía, unos dirán que no te merezco, otros, del mismo lugar, aunque desde otro palco, dirán que tengo que dar el ejemplo.

Yo aquí, con la dolorosa punzada de tu afecto, igual me arriesgo y te contemplo. / Ay, vacuna, vacuna mía, son más los que te quieren, es cierto.

Por eso, como a los grandes amores, yo te sueño despierto.

Así te llames hoy Sinopharm, mañana AstraZeneca, Pfizer, Sputnik o como quieras llamarte, para mí siempre serás la misma, vacuna mía, vacuna nuestra.

La verdad sea dicha, aquellos que te amamos, nos conformamos con de tu amor una muestra./ Eso, cómo no, es compartida dicha.

De tu amor y todas sus cepas, nunca fui ni seré un voluntario oculto, como ese tal Vizcarra. / Intercambiar fluidos contigo yo lo anuncio, sí, lo anoto en la pizarra.

Si no te comparto, ay, se me van al carajo el país y su gente. / Pero, ay, no alcanza para todes, apenas para su presidente.

Amor, vacuna mía, no hablemos, aún, de efectos secundarios. / Porque es tan corto el amor y yo no acabo de llenar todos los formularios.

Y si crees en esos amores que matan, oh vacuna, mejor no hablar del bicentenario.

Perdonadme, Sinopharm, si la sangre que corre por mis venas es morada.

Yo no sé si esto beneficie a Guzmán, no garantizo. / Solo quiero que mi gente ingrata, de esta salga, oh Pfizer, bien parada. Por eso sigo, te sigo amando, lloro, río y en la muerte que se aleja, profundizo.

Aún con el hombro hinchado como huella indeleble de una primera cita.

Admito que otra vez vuelvo a ser niño cuando pienso en nuestro próximo encuentro. / 21 días no son nada, vacuna mía, de todo lo que vendrá será solo una partecita. / Y ya estaremos juntos para, de hombros hinchados, el nuevo recuento.

Ay, amor, vacuna mía, todos tus públicos desplantes han sido perdonados. / Yo solo quiero que todos y todas estemos, por fin, vacunados.

Dicen que para el amor no hay vacuna, pero hoy pongo en juego ese absurdo lema. / Hasta el 28 de julio la danza será nuestra, luego el coronavirus ya no será mi problema.

La República

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