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Carta a Baena Soares

“Los datos son duros y escalofriantes y brutales. Y que conste en actas. No me los he inventado... Tampoco he fabricado las inescrupulosas frases de Bolsonaro...”.

Señor Rodrigo Baena Soares, Embajador de Brasil en el Perú:

Se ha quejado usted ante el director de este diario. Afirma que mi columna de la semana pasada “parte de premisas inverídicas (sic) para llegar a conclusiones disparatadas”.

A ver. Le cuento que el artículo al que alude, titulado “¿Bolsonaro genocida?” (3/2/21), está basado en un reportaje firmado por la periodista Eliane Brum, publicado por el diario español El País el 23 de enero. Y este texto de Brum, a su vez, está basado en un vasto y prolijo documento elaborado por la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Sao Paulo (USP) y la ONG Conectas Derechos Humanos. En este se examinan 3,049 normas federales dictadas en el 2020 y se analiza por qué Brasil supera las 212 mil muertes por covid, convirtiéndose en uno de los países más afectados por la pandemia.

El estudio lo coordinan Deisy Ventura, una jurista que investiga la relación entre las pandemias y el derecho internacional, Fernando Aith, profesor de la USP y director de un centro pionero en la investigación sobre el derecho de la salud en Brasil, Camila Lissa Asano, de la ONG Conectas, y Rossana Rocha Reis, del Instituto de Relaciones Internacionales de la USP. Ahí dicen: “Nuestro estudio ha revelado la existencia de una estrategia institucional de propagación del virus, promovida por el Gobierno brasileño liderado por el presidente de la República”. El informe de Brum tiene más de treinta páginas, y el documento citado, cincuenta y seis. Supongo que ya los habrá leído, y también les habrá enviado sus respectivas misivas quejumbrosas. Pero lo que sostienen es lapidario y está muy bien acreditado. “La mayoría de las muertes serían evitables mediante una estrategia de contención de la enfermedad, lo que constituye una violación sin precedentes del derecho a la vida y del derecho a la salud de los brasileños”, subrayan. Y hablan de “crímenes de lesa humanidad”. Y el magistrado del Supremo, Gilmar Mendes, denuncia “genocidio”. Sin mencionar que en la Corte Penal Internacional existen al menos tres comunicaciones que relacionan las medidas gubernamentales de Bolsonaro con acciones genocidas.

Los datos son duros, escalofriantes y brutales. Y que conste en actas. No me los he inventado. Ni siquiera los he interpretado. Tampoco he fabricado las inescrupulosas frases de Bolsonaro que ahí se consignan. Todas ellas: canallas, cínicas e irresponsables.

“El 70 por ciento (de la población) contraerá el virus. No se puede hacer nada”, dijo el 9 de mayo en el lago Paranoá en Brasilia, mientras que paseaba en jet-sky. “Todo el mundo se morirá. No va a quedar nadie”, dijo el 22 de mayo frente al Palacio de Planalto. Usted seguro celebrará esas y otras frases. Yo no.

Pedro Salinas

El ojo de mordor

Periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y tv. Es autor de una decena de libros, entre los que destaca Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), en coautoría con Paola Ugaz. Columna semanal en La República, y una videocolumna diaria en el portal La Mula.