
Mirko Lauer
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Políticos, el nuevo alejamiento
La campaña electoral a distancia priva a los candidatos de su lenguaje corporal, entre otras cosas. El inglés acuñó hace muchos años la expresión cabezas parlantes (talking heads) para los torsos que aparecen en la TV. Los rostros de quienes ahora nos dan mensajes políticos a distancia por Internet son todavía más rígidos, con esa rigidez especial que trae la electrónica.
Con el retroceso del cuerpo en movimiento en la política, se pierde una dimensión cultural. Cada región del Perú no solo aporta un tono particular al lenguaje, sino también un estilo corporal propio. Todas cosas que el electorado descifra, más bien conscientemente, para añadir a las sumas y las restas de su decisión final. El rostro dice lo suyo, pero nunca es igual.
La política necesita un sentido de espacio y un sentido de acontecimiento, dos cosas que pueden aportar los actos llamados presenciales, si es que el personaje da la talla. Ya hace tiempo que las manifestaciones fueron reemplazadas por la TV, y ser telegénico se volvió indispensable para ganar elecciones. Hasta el momento no parece haber un equivalente para el zoom u otras plataformas similares.
En la teoría el zoom podría dar espacio y acontecimiento, si el entorno y el mensaje del candidato son lo suficientemente interesantes y dramáticos. Pero hay algo que el espacio electrónico se roba, por lo menos ahora que todavía es inusual. Los más exagerados dirán que lo robado es el alma, pero puede bastarnos pensar que lo que candidato y público están perdiendo es un vínculo de familiaridad.
El caso peruano de estos días es especial, en cuanto al haber pandemia (no mítines), rígidas normas sobre medios (no publicidad), y multiplicación de candidaturas (poco tiempo en la TV), las pantallas más pequeñas son el espacio privilegiado de las campañas. Pequeñas quiere decir además demasiada cercanía de los rostros, lo cual en más de un caso puede resultar incómodo.
Una manera de ver todo esto es que con los decenios el político electoral en campaña ha ido perdiendo el control de su propia imagen. Es cierto que una cara bonita puede potenciarse mucho con el zoom, pero no todos los candidatos pueden aportar eso a sus recursos de campaña.