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La vocación por los pobres

Pontífice hace un llamado en defensa de los pobres en un contexto mundial agravado por la pandemia.

El papa Francisco representa a la grey católica que se extiende por el mundo. Según cifras del 2020, un promedio de 1,300 millones de católicos tienen en el papa a su vocero, representante de Dios en la tierra y una fuente permanente de orientación y renovación de la fe.

Por ello, sus homilías causan efecto entre los fieles y son también noticia para medios de comunicación que siguen con atención el contenido. En estos últimos días, el papa ha abordado dos temas que en el fondo se cruzan y combinan en un contexto socioeconómico en el que cohabitan los países ricos y los países pobres; los ciudadanos afectados por la pobreza y ahora por la pandemia; y sociedades displicentes que no reparan en la existencia de esta desigualdad y hacen poco o nada por resolverla.

El pontífice ha señalado con claridad que existe el “negacionismo” que busca desaparecer a los pobres o recortar su importancia y disminuir las tasas reales para mostrar indicadores falsos. Por ello llamó a los periodistas a “ensuciarse los zapatos” e ir a buscar estas historias que nos muestren el impacto que está provocando no solo el coronavirus, sino lo que él denomina un modelo social y económico estructuralmente injusto. Agradeció, por ello, la valentía de tantos informadores que tienen “la capacidad de ir allá donde nadie va para mostrar la realidad”.

Un mensaje al periodismo que luego ha sido reforzado con este otro, en el que pide que esta defensa de los más pobres no sea estigmatizada. “Defender a los pobres no es ser comunista, es el centro del Evangelio, hasta tal punto, que nosotros seremos juzgados sobre ello”, afirmó en la misa que suele celebrar en la capilla de su residencia vaticana y que es transmitida diariamente en streaming.

Nuevamente, el papa ha hablado de un tema que nos sacude y moviliza sin que necesariamente profesemos la fe católica. Un mundo donde los países ricos acumulan tres veces más vacunas de las que necesitan o que ven la salud como un negocio lucrativo. El llamado de Francisco es a no convivir sin protestar en una sociedad egoísta que basa sus relaciones en el dinero y mostrar la realidad sin maquillajes. Ambas son tareas que la pandemia ha convertido en prioritarias y urgentes.