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Una presidencia de segunda mano

“¿Cuán conscientes son los candidatos de la situación que les espera? Difícil saberlo, pues la pandemia casi no aparece en sus mensajes electorales. Como si esos temas pudieran contagiarlos”.

El próximo presidente no va a heredar una situación pospandemia, como se creyó en un momento. No solo va a caer de lleno en el problema, sino además puede gobernar un país afectado por el coletazo de otra ola viral. Aún no ha sido elegido, pero ya la idea de un nuevo comienzo se le está yendo de las manos por adelantado.

En otras palabras, va a tener que hacerse cargo de los problemas que vienen del pasado, antes de poder dedicarse a los temas del futuro. Inevitablemente su gestión será vista como una continuación de las de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti. Sobre todo en la medida que no se resuelvan los problemas de la vacuna: oportunidad, accesibilidad, eficacia.

¿Cuán conscientes son los candidatos de la situación que les espera? Difícil saberlo, pues la pandemia casi no aparece en sus mensajes electorales. Como si esos temas pudieran contagiarlos, como virus devoradores de votos. Si lo hacen por táctica, por ignorancia, o por simple desidia, la impresión que dan es que ninguno se va a ocupar del Covid-19 si gana.

Refuerza la indiferencia el que se les esté diciendo a los candidatos, con toda razón, que sus campañas presenciales tienen una fuerte posibilidad de ser contagiosas, si no lo han sido ya. No todos esos políticos están capacitados para ganar puntos con el zoom, de modo que los desafíos al distanciamiento social en la política van a continuar.

Luego están los sesgos que puede producir la votación misma. Si la ola sigue y la vacuna no avanza mucho, todo el que pueda va a dejar de votar sin ser multado, y también se abstendrá el que pueda pagar la multa sin problemas. Lo cual reducirá la edad promedio de los votantes, y beneficiará a los candidatos más jóvenes.

Una campaña electoral descovidizada (la presidencial y la otra) no va a hacer desaparecer el drama que estamos viviendo ni su perspectiva a futuro. Lo que sí puede hacer es dar una impresión de irresponsabilidad generalizada en el gremio político. Lo cual es otro factor que apunta a un mal comienzo para el ganador de abril. Las consecuencias del virus negado lo estarán esperando.

La República

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