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Al borde de perder el alma

“El símbolo de la vergüenza republicana son esas banderas confederales que pasearon impunemente algunos manifestantes por los pasillos del Capitolio. Trump merece un repudio bipartidista…”. Editorial del diario El País.

Editorial del diario El País*

El viejo Partido Republicano —con casi dos siglos de historia a sus espaldas y figuras extraordinarias como Abraham Lincoln— afronta con Donald Trump algunas de sus horas más bajas. No solo acaba de perder la presidencia y la mayoría de la que todavía disponía en el Senado; después de este trágico 6 de enero, con su actitud ante el asalto al Congreso azuzado por el mandatario durante la certificación del resultado electoral, está a punto de perder también su alma de partido que defiende sin fisuras la Constitución y la división de poderes en Estados Unidos de América.

La gravedad de los hechos y el futuro de la democracia estadounidense requieren una respuesta contundente. No es suficiente que las principales figuras del partido —el vicepresidente, Mike Pence, y el jefe republicano en el Senado, Mitch McConnell— se hayan negado a secundar los intentos subversivos de Trump. Toda la formación conservadora debe proceder ahora a un inequívoco distanciamiento del mandatario y sacar conclusiones.

Después del asalto, un centenar largo de congresistas y un puñado de senadores republicanos votaron contra la aceptación de los votos para Biden, atendiendo así a los injustificados llamamientos de Trump y a los deseos de la masa insurrecta que interrumpió la sesión conjunta de las dos cámaras. El propio Comité Nacional Republicano, máximo organismo de la formación, copado por los trumpistas, se desentendió de la incitación a la violencia desde la Casa Blanca en su reunión del viernes pasado en Washington y siguió apoyando a su líder. El lunes, el partido bloqueó una iniciativa de los demócratas que requería al vicepresidente Pence que activara la inhabilitación del presidente en virtud de la 25ª enmienda.

Toca ahora recuperar (al partido republicano), salvar a la formación y sus votantes del secuestro al que están sometidos por la extrema derecha racista, identificada con la causa de la Confederación esclavista derrotada en la guerra civil. El símbolo de la vergüenza republicana son esas banderas confederales que pasearon impunemente algunos manifestantes por los pasillos del Capitolio. Trump merece un repudio bipartidista, la unión de todos los defensores de la democracia.

(*) Extractos, 11 de enero de 2021.

La República

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