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¿Por qué el pillo en política?

“Porque candidatear, ganar una elección, o ejercer un cargo público son vistos como formas de hacerse perdonar un pasado cubierto de manchas. Detrás de esto suele estar la idea de una nueva oportunidad”.

Porque la respetabilidad formal de un cargo público, electivo o no, puede ayudar al pillo a desmentir, o por lo menos a disimular, lo que él realmente es en su fuero interno. Es una forma potente de negación.

Porque en la política, en virtud de la inmunidad parlamentaria o por el puro poder del funcionario, está la posibilidad de salvarse de las consecuencias de sus actos, y de poder cometer otros nuevos sin consecuencias.

Porque el sujeto no sabe, ni siente, ni reconoce, que es un pillo, y por tanto hace política como la hace cualquier otro ciudadano. Esto incluye aquellos casos que bordean la psicopatía, y cortejan la reincidencia.

Porque hay en algunos la delusión de que alguien que llega a ser elegido por un cierto número de personas, o que es designado para un cargo importante, no puede ser tan malo, y esa lógica del número atrae al pillo.

Porque quizás circula por allí la idea de que ganar una elección es una manera de desmentir el veredicto de la ley, o cuando menos revertir el peso social y psicológico de esa sanción.

Porque para ciertas personas la mecánica del ingreso a la política es parecida a la del delito o de la falta: parte del encanto es realizar el acto, o intentarlo, sin que los demás se percaten, al menos hasta que sea demasiado tarde.

Porque hay quienes consideran a la política misma, lo que entre nosotros ella permite, alienta, o exhibe, como un espacio de transgresión de toda norma. Algo así como una manera de seguir delinquiendo por otros medios.

Porque candidatear, ganar una elección, o ejercer un cargo público son vistos como formas de hacerse perdonar un pasado cubierto de manchas. Detrás de esto suele estar la idea de una nueva oportunidad.

Porque hay temperamentos para los que la actuación de la ley es un agravio directo contra su persona, y por tanto entrar a la política es una manera de obtener alguna forma de revancha.

Porque el pillo se ha dado cuenta de que los partidos y los votantes eligen pillos comprobados sin ningún problema, en número sorprendente. Un pillo que se respeta no desaprovecha semejante oportunidad.

La República

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