El payaso que hace golpe en su ocaso

Es buena noticia, para Estados Unidos y el mundo, que a Donald Trump solo le queden dos semanas en la Casa Blanca, pero no se puede descartar que, en ese lapso breve, este delincuente le propine un golpe mayor –literalmente– a la democracia en su país.

Su condición criminal se ratificó el sábado cuando The Washington Post reveló la conversación telefónica en la que Trump le exige a un funcionario de Georgia que “encuentre” los 11,780 votos que le faltan para ganar ese estado mediante el recálculo del resultado.

Carl Bernstein, ganador del Pulitzer con Bob Woodward por la investigación que derribó a Richard Nixon, señaló que dicho pedido es la pistola humeante que prueba un delito. “Esto no es déjà vu, es peor que Watergate”, dijo.

A nadie debiera sorprender este comportamiento de Trump, cuya presidencia melló la reputación de la democracia de Estados Unidos y profundizó la declinación de su influencia mundial, gracias a que hundió sus fundamentos al promover el racismo y la discriminación, para lo cual promovió a grupos como los ‘proud boys’, organización nacionalista, neofascista, de extrema derecha, sólo de hombres, vinculados a supremacistas blancos que se involucran en la violencia política.

Peor aún. Hay la preocupación de que Trump intentó organizar un golpe de Estado para aferrarse al poder. Por ello, todos los ex secretarios de defensa vivos de Estados Unidos –lo cual expresa la gravedad de la situación– firmaron una carta histórica de alerta publicada el 3 de enero en The Washington Post.

“Los esfuerzos para involucrar a las fuerzas armadas estadounidenses en la resolución de disputas electorales nos llevarían a un territorio peligroso, ilegal e inconstitucional. Los funcionarios civiles y militares que dirijan o ejecuten tales medidas serán responsables, incluso enfrentando posibles sanciones penales, por las graves consecuencias de sus acciones en nuestra república”, se plantea en esta carta singular.

¿Cómo pudo llegar a la presidencia de Estados Unidos un sujeto como Trump que en la última elección perdió –aunque él alucine que ganó–, pero no por aluvión, y cuya actitud de energúmeno se parece a la de otros trogloditas que él critica, como Hugo Chávez, Nicolás Maduro o Daniel Ortega?