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Diálogo y consenso para el agro peruano

Estado instala mesa y se abre etapa de negociación para superar el conflicto.

Aunque imperfecto y básico, el diálogo se va imponiendo como el instrumento fundamental para solucionar la crisis que afecta al agro peruano y que concentra su mayor nivel de protesta en los valles de la costa norte y sur.

La presencia del Estado ha sido fundamental. Hay quienes sostienen que esta negociación corresponde a los empleadores y a los trabajadores, negociando en forma bipartita, aumentos y beneficios. No es del todo cierto.

El Estado ha abierto una mesa de diálogo cuando ninguna de las partes se escuchaba. Por un lado, una gran presencia mediática de los agroexportadores y del otro una protesta masiva y por momentos violenta, de los trabajadores del campo. En el medio, cuatro personas fallecidas y numerosos heridos.

Esta mesa de diálogo ha logrado en su punto de partida el desbloqueo de carreteras.

Varios ministros y viceministros, representantes del gobierno regional y líderes de las organizaciones de agricultores van a buscar en los siguientes días soluciones más estables, dignas y justas para los hombres del campo.

Un hecho a resaltar es, sin duda, la presencia de representantes de otras regiones en las que también se ha desatado el conflicto agrario, tales como Piura, Lambayeque e Ica. Esta presencia le da mayor estabilidad a los acuerdos y, obviamente, avanza en el camino del consenso, aspiración que compartimos.

¿Es la nueva ley el fondo de la cuestión? Creemos que no. El fondo del debate es la justicia a la que aspira el hombre del campo.

Primero fue el espárrago, ahora tenemos una larga lista de productos que se exportan a otras latitudes. Vendíamos menos de 500 millones de dólares en 1995 y llegamos a los 8 mil millones en el 2020, aun con pandemia.

Se trata de un sector prioritario para el desarrollo nacional. Es un hecho evidente. Pero también es evidente que el impulso otorgado por los incentivos de la anterior ley, que ya tenía 20 años de vigencia, debía transformarse en una nueva iniciativa que mejore la distribución de beneficios a los trabajadores del sector, sin dejar de impulsar el desarrollo de un sector ya maduro.

Derecho a la salud, a una mejor remuneración, CTS y pensiones, son aspiraciones justas en un país que va a celebrar su Bicentenario. Esperemos que la mesa de diálogo logre impartir la justicia que la democracia y la modernidad reclaman.