Culposa pandemia

Buscar las culpas de la pandemia y en la pandemia se ha convertido en el deporte de una parte del periodismo. No sorprende, pues culpa y Covid-19 han venido de la mano desde el inicio. Donald Trump y Boris Johnson perdieron su terreno político por sus posiciones iniciales frente a la pandemia, y las consecuencias que ellas trajeron.

Las de Trump y Johnson, o Jair Bolsonaro en la región, son responsabilidades más o menos claras, por haber resistido todo el aspecto preventivo de la lucha contra la pandemia. Cuando los dos primeros se contagiaron, fue interpretado como justicia epidemiológica. Trump ya había empezado la cosa al acusar al gobierno chino de haber lanzado la pandemia.

En el Perú la culpabilización se ha dividido entre Martín Vizcarra, por haber administrado mal el tema, y el Congreso, por dedicarse a jugar al golpe político en plena pandemia. En ambos casos los argumentos son debilísimos, pues corresponden a obvios intentos de sacarle tajada política a un asunto especializado.

En el caso de Vizcarra la espiral de acusaciones va desde atribuirle un mal manejo de la pandemia hasta prácticamente responsabilizarlo de que haya coronavirus en el Perú, pasando por nuestro atraso en recibir la vacuna. Pero lo que más irrita a sus críticos es que a pesar de los errores atribuidos, la popularidad de Vizcarra sigue alta.

Nótese que la campaña que terminó vacando a Vizcarra coincidió en el tiempo con la pandemia, pero no fueron utilizados argumentos sobre su mal manejo epidemiológico. Más bien se recurrió a las declaraciones de aspirantes a colaboradores eficaces en temas de presuntos malos manejos en su gestión de Moquegua.

Efectivamente Vizcarra no va a poder utilizar la lucha contra el virus como elemento de su campaña electoral, y en tal aspecto sus críticos en esta línea están flagelando a un caballo muerto. ¿Pero qué candidato, periodista, o persona en general puede reclamar éxitos en este terreno? Todo se resuelve en versiones del famoso yo te dije.

Desde el principio de su gestión las encuestas venían haciendo notar que Vizcarra no estaba siendo un buen administrador desde la presidencia. Como las medidas que tomó fueron severas, que es lo que correspondía en ese momento, nadie se quejó, hasta que llegó la campaña electoral.