¿Cuál es el PRECIO DEL DÓLAR HOY?

La agenda urbana pendiente

“A la ciudadanía no le queda más que vivir en medio de este caos”.

Por: Santiago Dammert

Hace unos días, uno de nuestros candidatos a la Presidencia de la República se volvió viral en las redes sociales debido a un video en el cual criticaba, desde una embarcación en el Lago Titicaca, la falta de armonía de las construcciones de la ciudad de Puno; según él, símbolo del “Perú inacabado”. En otro episodio similar, un reconocido periodista mostraba en Twitter una foto de pasajeros apretujados en una combi, culpándolos por su falta de responsabilidad al abordar ese medio de transporte y llamando a la reflexión ciudadana al respecto. Ambos casos revelan una forma de pensar injusta, contraproducente y alejada de la realidad.

Está claro que las construcciones a medio terminar no representan el ideal del orden urbano: ¿quién no quisiera tener una vivienda espaciosa, saneada y con buenos acabados? También está claro que viajar apretado en una combi incrementa el riesgo de contagio del Covid-19: ¿quién no quisiera movilizarse en un transporte público rápido, limpio y seguro? Culpar a la ciudadanía por el caos reinante en nuestros pueblos y ciudades no solo es injusto, sino engañoso. De esta forma, los políticos deslindan de su responsabilidad sobre el futuro de nuestro hábitat. Por desgracia, esta práctica se encuentra muy extendida en nuestro espectro político y mediático, y es una de las causas de que aún tengamos una agenda urbana pendiente.

Estos problemas tienen orígenes complejos. La ausencia de políticas efectivas de vivienda social obliga a las personas a construir sin apoyo gubernamental y con los medios que tienen a la mano, ampliando sus casas mientras la familia crece y las necesidades evolucionan. Ante un panorama donde no existe una oferta de vivienda asequible y céntrica (cerca de trabajos y servicios), adaptarse al contexto se vuelve fundamental para sobrevivir. Por otro lado, la falta de voluntad de nuestros políticos de enfrentarse a las mafias del transporte informal e implementar un sistema intermodal con planificación central nos han dejado un sistema colapsado, donde las rutas se venden al mejor postor y las combis atropellan a gente por doquier. A la ciudadanía no le queda más que vivir en medio de este caos, esperando que algún día alguien haga algo.

Es sumamente preocupante e indignante que quienes deciden la agenda política no comprendan que los problemas que atravesamos son sistémicos y estructurales, no aislados y puntuales. Es decir, sólo ven el árbol, no el bosque. Esto se traduce en un enfoque anecdótico y selectivo de la problemática que impide el desarrollo de un debate productivo sobre las causas del desorden urbano al que nos enfrentamos. A su vez, culpar a la ciudadanía impide que se responsabilice a los políticos por su falta de acción. Nos toca a nosotros darle prioridad al futuro de nuestro entorno y exigir lo que nos corresponde: vivir en ciudades amigables, bien diseñadas, con vivienda digna para todos y todas y un transporte público en servicio del ciudadano. Pongamos el tema en la agenda estas elecciones.

La República

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.