Merino aún se alucina en la sopa

Mirko Lauer preguntó ayer en su columna si quedan más Merinos en la sopa, aludiendo a si el instinto vacador persistirá durante la presidencia de Francisco Sagasti, citando a Rosa María Palacios, y coincidiendo con ella, en que el tinglado revocador sigue en su sitio.

Mirko cree que a los congresistas “pronto se les pasará el susto y empezarán a dar peligrosos últimos rugidos”. Rosa María, que “los golpistas lograron sacar a Vizcarra y Sagasti corre peligro”. Esta columna también cree que hay ese riesgo, especialmente luego de leer la versión psicodélica de Manuel Merino, ayer en Expreso, sobre cómo llegó a palacio y la calle lo echó a la calle.

Pero, a pesar del cheque en blanco que el fujimorismo del TC giró a los golpistas del congreso, esta columna cree que cada vez será menos probable que pueda tener éxito el siguiente putsch –contra Sagasti–, aunque lo intentarán, pues con gente primitiva nunca se sabe.

Sin embargo, antes de vacar, preferirán, principalmente, robar, y a eso se están aventando con iniciativas populistas para financiar sus campañas electorales, como la creación de una aerolínea estatal o la derogación del DU de negociación colectiva en el estado.

También, como lo viene haciendo el congresista ‘Pepe’ Luna Morales, al utilizar la comisión de defensa del consumidor que preside para exigir información confidencial del sistema bancario –de la SBS y entidades privadas–, para un uso muy sospechoso y escandaloso que parece de obvio interés particular.

Y, también, en venganza porque los CEOs de algunos bancos apoyaron en redes las marchas contra el golpe en que él estuvo metido, que es a lo que quizá se refiere Merino en Expreso cuando dice que fracasó en su intento de durar más en palacio “por ser muy decente” y porque “nadie midió la magnitud de la plata que iban a mover para hacer el desbande de los jóvenes”.

En realidad, no solo quedan más Merinos en la sopa, sino que, por lo que dijo ayer el efímero y precario inquilino de palacio, Manuel Merino aún se alucina en la sopa de la destitución.

Sopa que, para mayor precisión, se trata de una parihuela en la que flotan choros, conchas, ostras, tiburón, borrachos y varios lornas que no se dan cuenta del asco que la calle les tiene.

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