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Reforma PNP

“La policía estuvo de espaldas a la sociedad que debe proteger no solo frente a la delincuencia. Este quiebre es peligroso...”.

La herida no deja de doler: dos muertes deplorables, detenciones arbitrarias, decenas de heridos, etc. Lo que complica más la situación es que los altos mandos no han hecho los reconocimientos de culpa que había que hacer. El espíritu de cuerpo y el secretismo han dado el mensaje equivocado: la policía utiliza la ley para justificarse y no tanto para cumplirla. No se trata solo de cambiar de ministro del Interior ni que se procese a los agentes y políticos responsables. Ya no se puede postergar una reforma profunda de la policía en su conjunto.

Es paradójico, pero la policía no debe ser una amenaza para la democracia cuando, al mismo tiempo, está llamada a protegerla. Todos queremos tener a la policía de nuestro lado, pero no una institución jerárquica y represiva. La policía también es el pueblo, pero tienen el privilegio de ser los únicos facultados para ejercer la violencia legalmente contra otros ciudadanos. Se les paga con nuestros impuestos. Realizan un servicio público fundamental, pero la reciente represión ha quebrado su relación con la ciudadanía, pues se empleó contra la legítima disidencia, en un fallido intento de controlarla. El mantenimiento de Merino en el poder se quiso anteponer a la defensa de las libertades. La policía estuvo de espaldas a la sociedad que debe proteger no solo frente a la delincuencia. Este quiebre es realmente peligroso.

Algunas sugerencias para el debate en campaña: exigir una formación cívica previa a quienes se recluta, matizar su organización piramidal, acabar con el principio de obediencia ciega a la autoridad y facultarlos a desobedecer órdenes injustas, dotarlos de formación democrática y anticorrupción. También, acabar con el aislamiento social de la policía y con el énfasis militar en su formación para que las comisarías, por ejemplo, no desborden machismo. Los hermanos policías no debieran patrullar la ciudad como territorio ajeno, la reforma debe propiciar una policía comunitaria, reclutada en atención a la diversidad de nuestros orígenes sociales. La lucha contra delincuencia común es otra columna.

La República

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