Cronograma de retiro AFP, según José Luna

Las grandes ilusiones

“Pero solo escuchar a Kamala Harris, hija de padre jamaiquino y madre india, decir: ‘Espero que toda niña mirando esta noche vea que este es un país de posibilidades’, me refuerza en la necesidad de esos instantes fugaces de ilusión”.

La derrota sin ambages de Donald Trump ha provocado un alivio inmenso en buena parte del mundo. Excepto, lo cual no es coincidencia por supuesto, en regímenes autoritarios y corruptos, así como en personas que por diferentes motivos se identifican con su ideología matonesca y desvergonzadamente discriminatoria contra quienes no pertenezcan a la “raza” superior. No obstante, tengo suficientes años como para haber visto diversas situaciones en las que se aplica el inmortal verso de Vallejo: “una fe adorable que el destino blasfema”.

Estuve en París en 1980, por ejemplo, cuando subió al poder François Mitterrand. Estuve en la rue Soufflot, que va del Jardín de Luxemburgo al Panteón, mientras el recientemente electo presidente caminaba, con los acordes de la Marsellesa, luego la Novena Sinfonía de Beethoven y al cabo la multitud entonó espontáneamente La Internacional.

En un nivel más pequeño –y no solo me refiero a la importancia de nuestro país–, la llegada de Toledo al poder suscitó una dosis de ilusión en nuestro país.

Lo que tienen en común estas situaciones –y por eso no cito a Obama, pues fue un caso distinto– es que se trata de un momento histórico en el que la oscuridad cede y la luz asoma. Mitterrand enterró décadas de predominio de gobiernos de derecha, insensibles a lo que no fuera crecimiento económico. Toledo accedió al poder, después de la breve pero memorable transición de Paniagua, para sacar al Perú de la podredumbre en el que lo habían sumido Fujimori y Montesinos.

Biden llega a la Casa Blanca tras cuatro años de racismo, xenofobia, misoginia, falsedad y un narcisismo maligno sin precedentes. La algarabía que esto produce no significa que el mal haya sido erradicado, claro está. Todos sabemos que Trump es solo un síntoma y que 70 millones de votantes le dieron su confianza. Él encarna la parte egoísta y cruel de todos nosotros.

Sabemos que nuestras ilusiones se verán decepcionadas ante la realidad del Gobierno. Fue peor en el caso de Toledo, un vil delincuente prófugo de la justicia. Pero solo escuchar a Kamala Harris, hija de padre jamaiquino y madre india, decir: “Espero que toda niña mirando esta noche vea que este es un país de posibilidades”, me refuerza en la necesidad de esos instantes fugaces de ilusión. Nos hacen saber que, cuando todo parece perdido, la humanidad es capaz de levantarse y sanar.

La República

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