Cronograma de retiro AFP, según José Luna

Calzón con blondas

“La perversión de la ley, la obscenidad de los argumentos esgrimidos, dan cuenta del enorme trabajo requerido para que las mujeres se sientan protegidas y escuchadas”.

Un juzgado de Ica archivó un caso de violación sexual, argumentando que la víctima usaba “trusa femenina de color rojo con encaje en zona delantera, blondas en contorno de pierna…”. Josefina MGayoso alertó sobre este atropello judicial, perpetrado por una terna de jueces que incluye a dos mujeres. El argumento de marras fue proporcionado por la bióloga forense, quien lo contrastó con el peritaje de los psicólogos: “una mujer tímida (...) muestra una actitud pasiva, dificultades para poder ser asertiva y decir no, de una manera tajante, lo cual se refleja a través de su timidez, dificultades para tomar decisiones y también que la colocan de alguna manera en una posición de sumisión frente a otras personas…”.

Algunos han alegado que esto puede ser un caso de corrupción. Pero la construcción argumentativa, que incluye a los psicólogos, la forense y la terna de jueces, permite seguir una mentalidad patriarcal en absoluto reñida con la coima.

No hay que ser un hermeneuta legal para entender adónde conduce este hilo argumentativo: esa persona no fue violada, puesto que se hacía la tímida, pero por dentro era una jugadoraza, como lo demuestran el color, el encaje y las blondas de su calzón. En realidad, era lo que deseaba y se merecía. El deseo femenino que le atribuyen fue satisfecho y, en resumidas cuentas, era lo que se merecía.

En la misma línea, el abogado de la banda de violadores de Surco alegó que la víctima era una persona a la que le gustaba la vida social. Eufemismo para decir que ella quería ser violada, y por lo tanto no era una violación sino la satisfacción de sus deseos “sociales”. En ambos casos se castiga la sexualidad femenina. Si una mujer desea tener sexo con varios hombres a la vez, es su derecho. Pero entonces, ¿para qué molestarse en denunciar la violación, sabiendo el viacrucis que la aguarda? He visto más de una persona que se negó a denunciarlo, por el terror que sentía a exponerse a mayores vejámenes y ser revictimizada.

La perversión de la ley, la obscenidad de los argumentos esgrimidos, dan cuenta del enorme trabajo requerido para que las mujeres se sientan protegidas y escuchadas. Felizmente la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía reaccionaron con presteza, solicitando la nulidad del fallo. Pero no siempre habrá una Josefina MGayoso atenta para evidenciar el abuso judicial.

La República

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