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Volver a las aulas: el desafío de garantizar los derechos a la educación y a la salud

Hasta hace unas semanas las escuelas permanecían cerradas debido a la crisis del COVID-19 en más de 160 países del mundo, lo que afectaba a casi 1.600 millones de alumnos.

Ernesto Fernandez Polcuch, Representante de UNESCO en Perú

Hasta hace unas semanas las escuelas permanecían cerradas debido a la crisis del COVID-19 en más de 160 países del mundo, lo que afectaba a casi 1.600 millones de alumnos. Solo en nuestra región, más de 154 millones de niñas, niños y adolescentes latinoamericanos dejaron de asistir a clases. Entre los impactos de esta situación, el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO presentado con motivo del Día Internacional de la Niña, evidencia en particular cómo 767 millones de niñas de todo el mundo ven ahora amenazado su derecho fundamental a la educación. Para ellas, el hecho de no asistir a la escuela ha provocado también un aumento de la desigualdad de género, expresada también en términos de violencia doméstica y embarazo precoz.

Para mitigar este escenario y salvaguardar el derecho a la educación, la salud y la seguridad de todas las niñas y niños, es el momento propicio para preparar una reapertura de las escuelas segura, gradual e inclusiva. Un retorno a clases orientado por el interés superior de niños y adolescentes, jóvenes y adultos que forman parte del sistema escolar en sus distintos roles y funciones. Y una estrategia que involucre participativamente a los docentes, como actor fundamental del proceso formativo. La reflexión sobre la oportunidad de reabrir las escuelas en Perú, en estas semanas esperanzadoras en las que el país lucha para reducir ulteriormente los contagios, nos llama a preguntarnos cómo, cuándo y bajo qué condiciones se podría y se debería hablar de una reapertura responsable de las instituciones educativas.

La respuesta educativa al COVID-19 requiere acciones en tres ejes principales, como lo señala el sistema de Naciones Unidas en su recientemente publicado ‘Suplemento al Marco para la reapertura de escuelas’. En primer lugar, el funcionamiento seguro de la infraestructura escolar, que implica garantizar espacios seguros y adecuados donde los niños y niñas y el personal puedan mantenerse saludables. El segundo aspecto está enfocado en el aprendizaje, que deberá predisponer estrategias flexibles para la adaptación curricular y la recuperación de las enseñanzas pérdidas. El tercer eje, no menos importante, pone el énfasis en el bienestar, la protección y la inclusión al interior del universo escolar.

Mientras los países de América del Sur están poniendo en agenda el retorno a clases para los primeros meses del 2021, la experiencia actual de países de África y Asia plantea alternativas que podrán ser de utilidad para el Perú. Las escuelas pueden implementar exitosamente medidas de salud e higiene adaptadas a las diversas realidades locales cuando se le brinda la capacidad y los recursos. Estas medidas incluyen detección de síntomas, lavado de manos, uso de equipamiento protector y procedimientos de limpieza periódicos. Asimismo, existen múltiples soluciones para disminuir el contacto físico y limitar la transmisión del virus: mejorar la ventilación de las aulas, realizar clases al aire libre, construir espacios adicionales, diversificar los horarios de ingreso y salida de clases, y aumentar el número de profesores cuando las clases sean muy grandes.

Para que todo esto se planifique de manera exitosa, un elemento distintivo es la participación de diferentes actores del sistema educativo, del Estado, del sector privado, de asociaciones educativas y sindicales y de organismos internacionales. En varios países de la región, entre ellos Argentina, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Panamá, Paraguay y República Dominicana, esta dinámica se está dando a través de la conformación de mesas de trabajo, consejos consultivos y comités de crisis, que planifican conjuntamente el gradual retorno a las clases presenciales y los oportunos protocolos de prevención.

El Estado peruano ha puesto en agenda, con varios meses de anticipación, el reinicio de clases presenciales. A través del Capítulo Peruano de la Coalición Mundial para la Educación, desde UNESCO estamos contribuyendo con los aspectos técnicos de este proceso. Pero para lograr los resultados buscados, todos los actores involucrados debemos trabajar conjuntamente. La clave será encontrar el equilibrio entre los dos factores centrales: la prioridad del retorno a clases para mitigar los efectos de la pandemia sobre la educación y la garantía de las condiciones de seguridad, aprendizaje, bienestar e inclusión para proteger a estudiantes, docentes, personal de apoyo, directivos y familias. El desafío será entonces volver a las aulas garantizando al mismo tiempo los derechos a la educación y a la salud de toda la comunidad educativa.

La República

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