En manos de monos con metralleta
El Congreso insiste en la vacancia de Martín Vizcarra.
La decisión del Congreso de que la admisión a trámite de la moción de vacancia se vea en la primera semana de noviembre parece transmitir el mensaje a Palacio de que esta vez no tienen tanto apuro, pero que la posibilidad de la destitución del presidente Martín Vizcarra será parte del paisaje natural de la política peruana hasta el final de su mandato, y por motivos que no tienen que ver con la lucha anticorrupción.
Un mes después del anterior intento motivado por el swingate, la nueva moción es por permanente incapacidad moral a propósito del testimonio de aspirantes a salvarse de condenas por delitos que han reconocido y que dicen que, cuando era gobernador de Moquegua, Vizcarra recibió sobornos.
A diferencia de la primera vez, el motivo hoy sí es grave, por lo que debe ser investigado y, eventualmente, acusado, aunque, según lo previsto en la constitución, esto puede ocurrir al fin de su presidencia, el 28 de julio de 2021.
Pero mientras los fiscales hacen un papelón arranchándose el caso Vizcarra en los medios, el congreso tiene la opción de hacer una evaluación política de la situación, y es con esa óptica que 27 parlamentarios –de UPP, Podemos, Frente Amplio y AP– han planteado que lo mejor para el país es vacar, cuanto antes, al presidente Vizcarra.
Desde el mismo terreno de la política, sin embargo, esta modesta columna cree que al país le conviene que Vizcarra culmine su presidencia; que recién después pueda ser acusado; y que el congreso no capture el gobierno en medio de una pandemia y a solo seis meses de unas elecciones ya convocadas.
Y cree, también, que esta nueva vacancia no está motivada por un interés anticorrupción de los congresistas, sino por sus beneficios políticos particulares: el de Manuel Merino de ser presidente de la república; el de Edgar Alarcón de pactar la salida de Antauro Humala del penal; y el de varios más de postergar la elección hasta 2022 para, luego, buscar la reelección usando al senado como puerta falsa.
Lo más probable es que los vacadores no alcancen los votos, pero en este congreso imprevisible e impresentable todo es posible, siendo francamente una desgracia que el interés ciudadano esté en manos de unos monos con metralleta en busca de su maní.
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