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Un chicle muy mascado que ya no da más

La historia de los partidos que querían postergar la elección.

La historia de los partidos que le pidieron al presidente Martín Vizcarra postergar la elección 2021 ya parece un chicle gastado que se estira sin sentido.

No hay duda, pues quedó registrado, de que a varios parlamentarios les costó mucho resignarse a que la patria deje de contar con sus valiosos e inestimables aportes, por lo que primero buscaron tramitar su afán desde la Comisión de Constitución; luego mediante consultas a la autoridad electoral –como si no hubiese sido claro el resultado del referéndum 2018; y, después, como lo ha repetido varias veces el presidente Vizcarra, solicitándole que él postergue la elección para que Ejecutivo y Legislativo se quedaran hasta el 2022.

El presidente Vizcarra ha contado esa versión en casi todas las últimas entrevistas que ha concedido con motivo de las denuncias con las que han pretendido y pretenden vacarlo, hablando solo de que eran dos partidos, hasta que el lunes, en el programa radial de Rosa María Palacios, precisó que solo eran ‘miembros’ de Acción Popular y Alianza Para el Progreso.

Voceros de estos partidos lo han negado y le han exigido al presidente que precise quiénes lo hicieron. Vizcarra, a su vez, ha ido cambiando el tono de su versión, desde la posición inicial de que ambos partidos le hicieron el planteamiento de la postergación de la elección a modo de condición para no vacarlo, hasta la del lunes en Radio Santa Rosa de que “la propuesta fue planteada en buenos términos”.

Un partido es libre de hacer la solicitud que crea, por más descabellada que esta pueda ser –como la postergación de la elección 2021 usando la pandemia como camuflaje–, y el presidente es libre, por su parte, de aceptarla o de rechazarla, como ocurrió en este caso.

Pero lo que ya debería dejar de hacer es estirar más el chicle de esta historia como respuesta a cualquier problema que surja o denuncia que le hagan, salvo que esté dispuesto a contar la historia completa que insinúa, con nombres, apellidos y lujo de detalles.

Como, por ejemplo, ocurrió cuando el ministro Miguel Incháustegui reveló quiénes lo presionaron para que se quedara para la nueva presidencia que estaba armando Manuel Merino tras la vacancia que se frustró, y se constató que solo eran dos hueleguisos sin mayor representatividad en AP.

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