¿Cuál es el PRECIO DEL DÓLAR hoy?

Asco

“Esta campañita de descrédito y mal gusto comenzó, “casualmente”, con la persecución legal por parte del arzobispo sodálite José Antonio Eguren, a mediados del 2018...”.

Confieso que siento un poco de desidia al ocuparme de personajillos cuasi clandestinos que creen que la difamación y la calumnia y la injuria son como una patente de corso en este país de tecnopor.

Más aun cuando escriben en medios que se vendieron con zapatos y bragas al régimen de Fujimori y Montesinos. Perdón, perdón, perdón. Stop. Una corrección al vuelo. “Se vendieron”, quizás, es un eufemismo. Se prostituyeron es la frase precisa.

Hasta hace un tiempo me daba risa oír lo que decían de Paola Ugaz y de mí este puñado de lenguaraces. Pero últimamente se les ha dado por amplificar el volumen de sus ladridos.

El último bulo lo regurgita un tal Edgardo Palomino Martínez en las páginas de La Razón, esa franquicia del montesinismo, que, por lo que se ve, no ha cambiado un ápice.

Según Palomino, para más señas, candidato al Congreso en la lista de los amantes de Bolsonaro, y que claramente no ingresó, la reciente amenaza de muerte a la periodista Paola Ugaz fue “una creación de Salinas Chacaltana (o sea, el arriba firmante), de Ugaz Cruz y del abogado (Carlos) Rivera Paz”.

Es decir, fue un invento nuestro. Y el reglaje que denuncié formalmente, donde se ha identificado plenamente a un policía, y que ha gatillado una investigación en la DIRINCRI, entre otras situaciones de alarma, habría sido un cuento chino.

La verdad es que, ante absurdos colosales como este, no sé qué decir. Paola Ugaz está terminando de escribir un libro sobre las finanzas del Sodalicio de Figari y del cura Jaime Baertl, en consecuencia, “para promocionarlo”, ¿se pone de acuerdo conmigo y con Carlos Rivera para que se autoamenace? ¡¿En serio?!

Es muy difícil tratar de ser racional cuando delante de uno aparece un texto que posee la lógica de Rambo y tiene hambre de caca.

Más delirante resulta que los firmantes de esta maquinaria de descrédito sostengan a coro que sus coincidentes falsedades nada tienen que ver con la investigación que hicimos sobre el caso Sodalicio.

Pero las cosas como son. Todo tiene que ver. Todo está conectado. Esta campañita de descrédito y mal gusto comenzó, “casualmente”, con la persecución legal por parte del arzobispo sodálite José Antonio Eguren, a mediados del 2018. Desde entonces, los mismos protagonistas, que se citan entre sí, se entrevistan entre sí, y se huelen los guisos entre sí, han construido una repelente y nauseabunda narrativa a la que, hace rato, ya se le puede aplicar el Código Penal.

Porque, si no quedó claro, lo que están haciendo es contrabandear la difamación como opinión y la maledicencia como verdad.

Y uno que pensaba que la prensa chicha había muerto. Pero no. La miasma sigue viva y coleando.

Pedro Salinas

El ojo de mordor

Periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y tv. Es autor de una decena de libros, entre los que destaca Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), en coautoría con Paola Ugaz. Columna semanal en La República, y una videocolumna diaria en el portal La Mula.