Así quedó la tabla de posiciones del grupo A en la Libertadores

Desnutrición emocional

“Todo esto es consecuencia de esta epidemia de estrés agudo y generalizado. Las defensas caen no solo en el sistema inmunológico, sino también en la economía psíquica de la gente”.

La idea me la dio mi amigo y colega Adolfo de la Cuba, psiquiatra y psicoanalista: “En siete meses he visto cosas que no había encontrado en treinta años”. Se refería a que, durante la pandemia y el confinamiento, muchas personas habían desarrollado cuadros inéditos, que se explicaban por una desnutrición emocional. Personas, muchas de ellas jóvenes, cuyos vínculos se vieron de golpe radicalmente restringidos, entraron en una suerte de inanición afectiva.

La agencia Andina de Noticias cita un estudio del Ministerio de Salud y la Organización Panamericana de la Salud, según el cual 7 de cada 10 peruanos estarían sufriendo algún tipo de problema o sintomatología relacionados con trastornos de su salud mental. Los trastornos más frecuentes son depresión y ansiedad. “Entre las sintomatologías más frecuentes se encuentran las dificultades para dormir (55.7 %), problemas con el apetito (42.8 %), cansancio o falta de energía (44 %), falta de concentración (35.5 %) y pensamientos o ideaciones suicidas (13.1 %)”.

La situación se complica por las dificultades de atención presencial derivadas de la pandemia. Si antes estábamos en condiciones deficitarias para responder a la demanda de cuidados a la salud mental, ahora enfrentamos una catástrofe. El doctor Humberto Castillo Martell, director general del Instituto de Salud Mental (INS), indicó que “las oportunidades de atención de la especialidad se han restringido significativamente por la reducción de oferta en hospitales generales, al tener que dedicarse al cuidado de los afectados por el virus. Situación que se ha v iv ido también en los ser vicios de salud de primer nivel por las medidas de cuarentena y restricciones de acceso para personal”.

Todo esto es consecuencia de esta epidemia de estrés agudo y generalizado. Las defensas caen no solo en el sistema inmunológico, sino también en la economía psíquica de la gente. Al quedar privadas de encuentros y relaciones que funcionaban como una red de soporte emocional, las personas languidecen y, las más sensibles, quedan a merced de este sufrimiento angustioso. Urge entonces hallar sistemas de atención adaptados a esta situación que nadie había previsto y cuya duración es imprevisible. La telemedicina es un término que se está haciendo familiar, lo cual es rescatable. Es la mejor opción en las actuales circunstancias.

La República

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