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Lo que pasa es que la banda está borracha

El Congreso de la República está cada vez más descarriado.

No hay semana en la que en el Congreso no se cometa un escándalo y hasta un delito que, por supuesto, a nadie sorprende, aunque no por ello deje de seguir perforando su ya muy alicaída reputación, pero decir eso sería una generosidad exagerada: los bochornos ahora son diarios.

Después de que el miércoles el presidente del congreso, Manuel Merino, lanzara su exabrupto machista sobre la ministra de economía de que como, “la novia le está haciendo caso al novio, entonces nos estamos entendiendo, y quien gana es el Perú”, trató de corregirse diciendo que, “como en los valses, no hay que tomarlo literalmente”.

Al día siguiente, creyendo que el único VAR que funcionaba era el del partido Perú-Paraguay, 107 congresistas coincidieron en que la mejor manera de festejar el empate en Asunción era reincorporando a 14 mil profesores que se niegan a pasar por una prueba básica de suficiencia, como sí lo hicieron 240 mil maestros que hoy deben pensar para qué perdieron tiempo.

Solo votaron en contra toda la bancada del Partido Morado, el cual está demostrando tener la posición más responsable en este congreso politiquero, y dos miembros de Fuerza Popular (y no de AP, como se señaló por error ayer en esta columna).

En los dos días siguientes se denunció al congresista del Frente Amplio –el partido que supuestamente defiende los derechos laborales– por acoso laboral a una ex asesora de su despacho; y al congresista Orestes Sánchez (Podemos), un atorrante que en los actos políticos se arrodilla invocando al “temor a Dios”, que le mochaba S/2,200 al mes a un trabajador de su despacho.

La respuesta más frecuente de Merino a quienes critican lo que pasa en el congreso es que no entienden la ‘hermenéutica parlamentaria’, algo dudoso e improbable, pero que ayuda al presidente de la república a ser popular a pesar del fuerte impacto de la pandemia en vidas humanas y en la economía, pues la gente debe pensar, por comparación, que mal nos irá con Martín Vizcarra, aunque peor sin él, especialmente con alguien como Merino, a quien quizá le convendría explicar que en el congreso, como decía esa antigua y muy bonita canción, “lo que pasa es que la banda está borracha”.

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La República

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