Valores

Con respecto a mi anterior artículo, ‘Espacios públicos y ciudadanía’, donde protesto por la ocupación ilegal y abusiva de los espacios públicos en el país en forma sistemática, veo con beneplácito que cada vez más hay una mayor toma de conciencia de parte de los ciudadanos en denunciar los despropósitos urbanos y ambientales que vienen sucediéndose en nuestras ciudades. Estas manifestaciones oportunas de una importante parte de la colectividad felizmente vienen teniendo eco con resultados positivos en el cambio de decisiones de algunas autoridades competentes, obligándose a dar un giro consecuente para respetar y proteger el bien común ciudadano.

Esto ya lo hemos visto con la Reserva Nacional de Paracas con la desaprobación de la Modificación del Estudio de Impacto Ambiental presentado por el Terminal Portuario de Paracas S.A. (TPP) y ahora en Lurín, ya que el miércoles pasado la Comisión de Desarrollo Urbano de la Municipalidad Metropolitana de Lima en mayoría votó en contra de dejar sin efecto el dictamen que aprobaba el cambio de zonificación de Lurín. Sin embargo, la Municipalidad de Lurín ha solicitado la continuación del proceso. Esperamos que el burgomaestre de dicho distrito considere en incluir a la sociedad civil para nuevas propuestas de cambios en el distrito y no insistir en el ya planteado “Reajuste Integral de Zonificación del Distrito de Lurín” (RIZ).

Ante estos hechos no debemos bajar la guardia y estar vigilantes, ya que los intereses inmobiliarios seguirán presionando para revertir esta decisión y persistir en la destrucción del único valle verde que le queda a Lima.

Dejando por un momento de lado las denuncias ecológicas y urbanas, quiero esta vez referirme al gran problema de fondo que afecta a la mayoría de los peruanos y al estancamiento en el desarrollo del Perú como nación: la falta de VALORES.

Por las casualidades de la vida hace unas semanas me llegó una bella carta referida justamente al tema de los VALORES que me veo en la necesidad de compartir. Se trata de la Carta de Abraham Lincoln al profesor de su hijo:

“Estimado profesor: Él tiene que aprender que no todos los hombres son justos, no todos son verdaderos, pero por favor decirle que para cada villano hay un héroe que, para cada egoísta, también hay un dedicado.

Enséñele que, para cada enemigo, allí también habrá un amigo. Enséñele que es mejor obtener una moneda ganada con el sudor de su frente que una moneda robada.

Enséñele a perder, pero también aprender a disfrutar de la victoria, háblele de la envidia y sáquelo de ella, dele a conocer la profunda alegría de la sonrisa silenciosa, y las maravillas de los libros, pero deje que él también aprenda con el cielo, las flores en el campo, las montañas y valles.

En las bromas con amigos, explíquele que más vale una derrota honrosa que una victoria vergonzosa.

Enséñele a creer en sí mismo, incluso si está frente a todo el mundo. Enséñele a ser suave con los gentiles y ser duro con los duros, enséñele a nunca entrar a un tren, solo porque otros entraron.

Enséñele a escuchar a todos, pero en la hora de la verdad, decidir solo, enseñarle a reír cuando esta triste y explíquele que a veces los hombres también lloran.

Enséñele a ignorar las multitudes que claman sangre y a luchar contra todo el mundo si piensa que es justo.

Trátelo bien, pero no lo mime, ya que solo en la prueba de fuego se sabe que el acero es real. Déjelo tener el coraje de ser impaciente y a tener coraje con paciencia.

Transmítale una fe sublime al creador y fe también en sí mismo, porque solo entonces puede tener fe en los hombres.

Sé que pido mucho, pero vea lo que puede hacer, querido profesor”.

Abraham Lincoln, 1830.

Este elocuente mensaje debería hacernos reflexionar y obligarnos a fijar en nuestras vidas VALORES como bondad, compasión, compromiso, generosidad, gratitud, honestidad, humildad, lealtad, respeto, tolerancia y valentía y que estos VALORES aniden en nuestras almas para elevarnos a un nivel moral más alto. Solo de esta manera seremos más solidarios y comprometidos en salir adelante como peruanos y peruanas responsables para de una vez por todas contribuir al surgimiento de nuestro país.