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Anémicos y anómicos

“Lo de Los Olivos se pudo evitar. Pero hoy solo sabemos contar muertos”.

El DRAE define el término “anomia” como un conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación. La desobediencia, eso. El coronavirus, eso. Los Olivos, eso. Decía el psicólogo Jorge Yamamoto en este diario que los peruanos tenemos un serio problema de comportamiento. Y sobre la pandemia, que siempre encontramos una justificación para transgredir la norma.

Lo de anémicos no voy a explicarlo. Somos un país de indigentes –gracias, Confiep– y todo nos falta, pero más vitamina O. Y nos amotinamos. Pero ese achoramiento genital viene de los espermatozoides del subdesarrollo. De ahí nuestro zapateo, esa metáfora del descontento expresado en el baile. La asimetría no es racial, es económica. ¿Y las mineras? Bien, gracias. ¿Y los bancos? También.

Hoy nos empecinamos en buscar culpables. Que la turba, que los empresarios, que la policía. Y cierto, como dice Bizcochito, no buscamos las soluciones. Existe así el chongo empiernado al hambre y a la desesperación. Entonces somos pasto de las emociones y no de las razones.

¿Y la autoridad? Nada, se relajó también. El presidente nos dijo, cuídense y si no, jódanse. Y la mayoría nos fregamos por ser solo los obedientes de soslayo y media tabla. Cierto. Lo de Los Olivos se pudo evitar. Pero hoy solo sabemos contar muertos.

La República

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