Tiempo de cambio, tiempos de oportunidad, para un Perú Digital

Seguimos en pandemia, un simple hecho que trae consigo una larga carga sobre el quehacer de la humanidad: más de 700.000 fallecidos contabilizados en el mundo –sin añadir varios miles más de subregistros–, incontables personas especialmente golpeadas por no tener acceso a sistemas de salud –aun a los abiertamente en crisis como el nuestro–, un enemigo que muta y se expande. Este reto además agravado por varias décadas de no lograr la equidad en el desarrollo humano.

Pues el Covid-19 nos revela objetivamente si estábamos preparados como Estado, si el desarrollo era real y para todos, si nuestras organizaciones estaban listas para mantener estándares de continuidad de negocio (aún en las más adversas circunstancias), si alcanzamos niveles necesarios para una transformación digital (incluyendo seguridad de la información y alfabetización digital) o si la distribución del crecimiento económico fue equitativa. Mal hacen quienes lo usan como excusa para justificar su falta de avance o retroceso en salud, educación o industria, pues el Covid-19 no hace más que mostrarnos la realidad de nuestros propios logros hasta este momento.

Pero los seres humanos también tenemos características a nuestro favor: la capacidad de superar obstáculos, de ir más allá de las adversidades a pesar de las catástrofes, de trabajar en conjunto (habilidad particularmente necesaria para encontrar una cura) y de aprovechar nuestra tecnología para no detenernos (desde educación remota a telemedicina, pasando por trabajo remoto y servicios digitales gubernamentales hasta, por supuesto, mantener cadenas productivas).

Un nuevo gabinete ha jurado el 6 de agosto, y en los próximos días deberá volver al Congreso a pedir el voto de confianza, y con ello deberá tomar un cambio de enfoque, adaptarse, pero no perder los elementos programáticos expresados en las Políticas de Estado del Acuerdo Nacional, incluyendo la política 35 relacionada a la construcción de un Perú Digital. Y es aquí donde el nuevo Presidente del Consejo de Ministros tiene una real oportunidad de mostrar rápidamente resultados.

El despliegue normativo ha sido profuso en los últimos 20 años en materia digital, pero el cumplimiento del mismo es donde está la problemática; pero es precisamente el Covid-19 una oportunidad de que la utilización de soluciones digitales pueda servir no solo para la gestión de la pandemia, sino para ahondar en los temas de transparencia (tanto en las compras públicas como en los temas de acceso a la información pública); la mejora de la conectividad pública para el trabajo remoto de servidores públicos (y con ello mantener los servicios que tanto requiere la ciudadanía en estos tiempos sin exponer su salud) hasta la teleeducación y la telemedicina.

Es pues tiempo de avanzar a fortalecer el espacio de coordinación de sociedad civil, sector privado, academia y gobierno en la construcción de un Perú Digital. Y es PCM la llamada a liderar este proceso, que no solo se trata de gobierno digital sino de una real transformación digital del Estado, centrado en el ciudadano y que sirva de base para el desarrollo económico y social, sin perder el norte de la batalla contra el Covid-19.

Sin duda Walter Martos tiene enfrente un gran reto, pero si no abre directamente una línea de trabajo en los temas digitales, ciertamente que el reto que debe enfrentar no contará con una herramienta potente y que está a su alcance