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Pasos seguros

"Lo conveniente sería que el Congreso y el país reciban una visión inclusiva, coherente y balanceada del programa que el Ejecutivo se propone impulsar."

El nuevo presidente del Consejo de Ministros, Walter Martos, se reunió con el presidente del Congreso, Manuel Merino, como un primer paso a la sesión parlamentaria para la exposición del gabinete y el pedido del voto de confianza, que se ha fijado el 11 de agosto.

El Congreso, en su conjunto, ha reaccionado con cautela a la designación del gabinete. No se registran voces altisonantes y en algunos casos se aprecian percepciones positivas sobre varios de los designados o ratificados. Esta recepción no anula los hechos e interpretaciones respecto a las razones del rechazo a la confianza al anterior gabinete, pero los sitúan en el plano del debate, en una función que no impedirá analizar las potencialidades del nuevo equipo de gobierno. El expremier Cateriano abona a esta tendencia porque se rehúsa a referirse a la conducta de algunas bancadas previo al debate sobre su exposición como una extorsión.

Es posible afirmar que la tendencia dominante es que el Congreso votará a favor de la confianza y que de ese modo se superará la parte más álgida de la crisis de los últimos días, y que este paso habilitará al Ejecutivo a dar los siguientes.

El nuevo premier ha señalado que su discurso se centrará “básicamente en la lucha contra la pandemia de forma concreta”. Ha informado que esa es la principal preocupación del Consejo de Ministros y que ella incluye reuniones de los sectores que trabajan directamente en la lucha contra el COVID-19. Antes, en sus primeras declaraciones, señaló que “sería muy complicado” un posible retorno a la cuarentena estricta, que la prioridad del Ejecutivo “siempre ha sido” la salud, y que no se podría continuar con la batalla contra el coronavirus si no se establece un equilibrio con la reactivación económica porque el país tiene que tener recursos justamente para hacer frente a la pandemia.

Lo cierto es que los tres temas de la agenda pública, la pandemia, la reactivación y las elecciones del 11 de abril, son importantes, de modo que jerarquizar estas prioridades con un énfasis extremo puede ser contraproducente y conducir al mismo efecto que cuando se afirma que importa mucho más la economía o que se realicen las elecciones.

Lo conveniente sería que el Congreso y el país reciban una visión inclusiva, coherente y balanceada del programa que el Ejecutivo se propone impulsar, teniendo en cuenta el horizonte de este programa, un conjunto de actividades y políticas adecuadamente valoradas por los 18 ministerios. La grave crisis del país demanda una visión compartida de sus elementos más importantes.