Gabinete, ¡a la derecha!... ¿derecha?

Un hecho positivo del gabinete Cateriano es su vocación e intención de establecer una relación de cooperación con la inversión privada, en vez del antagonismo que mostró su antecesor Vicente Zeballos.

Este tuvo un marcado prejuicio sobre la empresa privada que impregnó al gobierno de una actitud poco favorable para promover la inversión, llegando, incluso, a simpatizar con algunos desatinos legislativos planteados desde el Congreso de la República en los últimos meses, y a disentir con no pocas iniciativas diseñadas por el MEF, como, por ejemplo, la suspensión perfecta de labores en el contexto de la crisis de la pandemia.

En el sector empresarial se considera que la gestión del gabinete Zeballos fue negativa por una escasa capacidad de realizar acciones básicas en la crisis, como la compra de medicinas o la organización de las camas UCI; por un discurso político en el que todos los empresarios de todos los sectores eran perjudiciales para el país; así como no pocos decretos de urgencia o supremos que implicaban modificaciones regulatorias que –en opinión de la inversión privada– eran desacertadas.

A diferencia, el premier Cateriano tiene confianza en el papel de la inversión privada, y expectativa de que esta sea útil en la reactivación, además de tener un sólido apego a la legalidad.

Por ello, desvaríos como el de la expropiación de las clínicas privadas ya no se escucharán. Al respeto, es sorprendente que un mes después del acuerdo entre estas clínicas y el estado aún no se haya derivado a algún paciente desde el sector público hacia ellas.

Con el nuevo gabinete habrá un grupo de ministros cohesionado que, además, permitirá que la titular del MEF, María Antonieta Alva, esté mejor acompañada para el desarrollo de políticas públicas orientadas a salir de la crisis económica profunda que se vive hoy.

Esto no significa, como pregonan algunos, que se trata de una ‘derechización’ del gobierno del presidente Martín Vizcarra, sino el reconocimiento, simple y sencillo, de que la inversión privada es clave en la economía, especialmente luego de una cuarentena prolongada que ha llevado a muchas empresas a la quiebra y ha destruido más de cuatro millones de empleos.