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Plan para el sur

Primer rebrote masivo poscuarentena.

Este diario ha informado del rápido aumento de contagios y muertos por Covid-19. En conjunto, las regiones de Arequipa, Cusco, Puno, Apurímac, Tacna y Moquegua reportan casi 900 fallecidos y más de 30 mil contagiados, con el consiguiente saldo de servicios de sanidad presionados al límite y perjuicios a la actividad económica.

Una de las regiones más afectadas es Arequipa, donde se informa que los pacientes colman las instalaciones de los hospitales, fallecen en las calles o en sus casas, y varios de ellos deben ser atendidos en los autos estacionados en las puertas de los centros de salud. Algunos pacientes llegan con sus colchones y frazadas a las puertas de los hospitales en busca de oxígeno y se informa también de problemas para el recojo de los cadáveres.

La evolución de la pandemia en el Cusco está en esa ruta. Desde hace días se registran 200 nuevos casos diarios y se estima que los servicios de salud serán rebasados la próxima semana.

El rebrote en el sur es un hecho. Lamentablemente, los últimos cuatro meses no se aprovecharon para fortalecer el recurso humano y el equipamiento. El director regional de salud de Arequipa refiere que por 30 internamientos aparecen 60 nuevos pacientes.

Se precisa de un plan especial y urgente para el sur, considerando cómo se ha llegado a este punto dramático. Habría que recordar que algunas de estas regiones como Arequipa fueron “intervenidas” por el llamado Comando Covid, con gran publicidad y, por lo que se aprecia, con escaso éxito. Otros procesos de asistencia, como el de Loreto, en situaciones igualmente dramáticas, tuvieron al parecer mejores resultados. La lección parece ser menos declaraciones y más acciones efectivas.

Lo del sur es el primer caso de un rebrote posterior a la cuarentena. El rápido ascenso de contagios limitará la reactivación de la economía en una región cuya actividad extractiva, agraria y comercial es crucial para el país. Que no se ordene una nueva cuarentena en estas regiones no significa que el impacto del rebrote no sea severo ahora mismo y que no comprometa seriamente la estrategia nacional contra la pandemia.

Un plan urgente para el sur debería atender la presión sobre los servicios de salud y para ello aumentar el número de camas, unidades UCI y respiradores. No obstante, como se evidenció en Loreto y Piura, la falta de pruebas y el déficit del recurso humano deben ser atendidas también con celeridad. De la vigilancia rápida de la población depende que los contagios no se trasladen al interior de cada región.