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El desafío del gabinete Cateriano

"Cateriano aporta la posibilidad de una mejor gestión pública a partir de una mayor coordinación intersectorial, con un liderazgo más claro, y una mejor capacidad de acción política".

La designación de Pedro Cateriano en la presidencia del consejo de ministros constituye una muy buena noticia para el gobierno, pero, principalmente, para el país, pues el nuevo gabinete –que debiera ser el último de la turbulenta presidencia de Martín Vizcarra– puede estar a la altura del enorme desafío que significa enfrentar los graves problemas derivados de la pandemia.

Vizcarra lo convocó para el puesto, por primera vez, cuando se disolvió el congreso el 30 de setiembre, pero algunas descoordinaciones de última hora llevaron al nombramiento de Vicente Zeballos, alguien a quien –al igual que los ministros que dejaron el gobierno ayer– el país debe un gran agradecimiento por sus esfuerzos, con sus aciertos y errores, para enfrentar la peor pandemia en la historia del Perú, lo cual acabó desgastándolo y planteando la urgencia del relevo.

La historia coloca ahora a Cateriano en una circunstancia mucho más compleja que hace nueve meses, con la pandemia no resuelta, la economía hecha jirones con una caída proyectada de 14% en el escenario ‘optimista’, el desempleo cabalgando –en Lima, dos de cada tres están desempleados–, la pobreza creciendo –este año aumentaría diez puntos–, mientras la política está muy enredada, con un congreso tan malo como el anterior, dedicado a mellar la perspectiva económica, detener cualquier reforma electoral, y ser biombo de intereses particulares.

Enfrentar este escenario complejo, a lo que debe agregarse el apoyo a la lucha anticorrupción y la promoción de la reforma política, requiere restablecer puentes con el congreso, la inversión privada y la sociedad civil en general, además de darle cohesión al equipo de gobierno de manera que no suene como orquesta desafinada como algunos músicos del anterior gabinete.

Cateriano aporta la posibilidad de una mejor gestión pública a partir de una mayor coordinación intersectorial, con un liderazgo más claro, y una mejor capacidad de acción política.

Transparencia debida, este columnista no oculta su amistad y aprecio por Pedro Cateriano, pero ofrece a sus lectores su esfuerzo por tener una posición independiente y crítica con el nuevo premier, a quien le desea éxito en el gran desafío que ahora enfrenta.

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