Congreso en el país de las maravillas
Fijar en la Constitución 6% del PBI a educación es absurdo.
Simulando que pretende favorecer a la educación, el Congreso acaba de perpetrar otro estropicio que ya ni califica de populista sino de populachero, y que refleja su invicta capacidad de producir mamarrachos legislativos.
Lo que hizo este Congreso tan lleno de mediocridad en una de sus madrugadas de incontinencia legislativa fue votar la reforma del artículo 16 de la Constitución para establecer que se debe dedicar en el presupuesto anual no menos del 6% del PBI a educación.
A primera vista suena muy bien, pero, en realidad, es una pésima iniciativa, pues si 6% del PBI será el mínimo del presupuesto para educación, por qué no fijarle por lo menos otro 6% a la salud pues, como la pandemia ha enseñado, ahí se requiere una mejora profunda. ¿Y la seguridad frente a la delincuencia? Pero, un ratito, ¿y las carreteras que necesita el país? Aguanta, y no se olviden de las pensiones, ah. Oiga, y los programas sociales, pe'.
El presupuesto total del sector público del año 2020 representa el 21.5% del PBI, teniendo educación el 3.8% del PBI, el sector de mayor participación. Entre los años 2010 y 2020, este rubro ha tenido un incremento promedio de 9%, el que más ha crecido.
Lo cierto es que, si se pretende que la educación tenga más recursos, algún otro sector tendría que recibir menos, salvo que los genios del Congreso quieran volver a los ochentas para meterle fierro a fondo con todo al gasto sin los ingresos que los sustenten.
Y eso que lo puede entender cualquier ciudadano y especialmente una ama de casa, es algo que los parlamentarios no alcanzan a comprender debido a que este congreso legisla, como ocurre hoy en un día cualquiera en esa sucursal del manicomio que han establecido en la Plaza Bolívar, sin estudios técnicos que eviten que mantengan invicta la valla del acierto.
El ministro de Educación, Martín Benavides, ha sido muy elegante al decir que “veo muy poco esfuerzo del Congreso en documentarse”. Esto, sin duda, se nota a la distancia, pero se podría ser más duro con estos colosos de la ignorancia, el desatino y la mediocridad que pululan en el hemiciclo, y que deberían usar una parte del presupuesto del congreso en educarse para que no se note cuán papanatas son.
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