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COVID-19 y diplomacia peruana: prospectiva

“En el ámbito de la solidaridad internacional, la gestión de la ayuda para el Perú es y seguirá siendo necesaria”.

Por: César Jordán P. (*)

El enorme esfuerzo que la sociedad y el Estado peruanos vienen exhibiendo ante la pandemia del COVID-19 no se agota en la tarea –urgente e importante- de proteger a la población y a su economía de este desastre global, sino que plantea muy importantes desafíos futuros.

La dimensión internacional del fenómeno es de por sí evidente y la política exterior peruana y su principal instrumento, la diplomacia, han sido sometidos a una dura prueba de la que saldrá una vez más airosa, en la mejor tradición de Torre Tagle.

La rápida adaptación a un contacto diplomático más eficiente a través de plataformas virtuales, la bíblica tarea de repatriar a miles de compatriotas varados en todo el mundo, la hábil gestión para obtener cooperación sanitaria de países tanto o más golpeados que el nuestro y el enorme esfuerzo para seguir promoviendo nuestras exportaciones constituyen un limitado catálogo de este esfuerzo a través de la red transnacional del Estado y a pesar del ajuste presupuestario que ha sido necesario aplicar.

El futuro plantea nuevos y seguramente más fuertes desafíos. Quisiéramos destacar tres.

Fuera de los viajeros eventuales que se están repatriando, la comunidad peruana en el exterior asciende a más de 3 millones, muchas de ellas en situación migratoria irregular, desempeñando labores eventuales y poco calificadas. Esto implica una alta vulnerabilidad ante la ola recesiva global y la consecuente pérdida de empleos, así como la desaparición o reconversión de muchos ejercicios económicos. La política exterior deberá enfrentar esta nueva realidad desarrollando mecanismos de ayuda, la facilitación y nuevas condiciones para el retorno, pero también servicios consulares más eficientes.

El segundo desafío es la modernización de la gestión consular. Este ya maneja de manera eficiente varios trámites que dependen de otras instituciones peruanas, como los pasaportes, certificados de antecedentes penales, y servicios notariales. Ha demostrado, además, durante la larga cuarentena, que puede brindar solventemente diversos servicios no presenciales. Sin embargo, es necesaria una decidida apuesta por la interoperabilidad del Estado, que es, además de necesaria, un mandato legal. Es cada vez más urgente desarrollar accesos online a bases de datos tributarias (Sunat), registrales (Sunarp) y de estado civil (Reniec), a fin de proporcionar certificaciones rápidas a nuestros ciudadanos.

Finalmente, en el ámbito de la solidaridad internacional, la gestión de la ayuda para el Perú es y seguirá siendo necesaria. La proyección de una oferta peruana de cooperación internacional debe mantenerse como componente de nuestra política exterior y uno de los elementos de nuestra aspiración a acceder a la OCDE. Muy especialmente en la pandemia del covid-19, ninguna potencia, grande, mediana o pequeña, ha tenido la primicia de las soluciones justas o correctas. Todo es prueba y error y todos tienen algo que decir y algo que compartir. Desarrollar tecnologías, inventar protocolos hospitalarios, diseñar sobre la marcha medidas de salud pública, todo constituye una experiencia valiosa para el Perú y ha permitido más de una práctica exitosa que habrá que sistematizar y proyectar internacionalmente, junto con investigaciones que nuestros científicos vienen desarrollando en nuestro patrimonio natural y en nuestras costumbres ancestrales, que podrían ofrecer curas o medios de prevención ante nuevas amenazas sanitarias.

Cónsul general del Perú en Turín (*)

La República

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