La invitación
¿Por qué invita Guzmán a un político que le lleva tanta ventaja en las encuestas de intención de voto?
La destemplada respuesta de George Forsyth a la invitación de Julio Guzmán a competir por la candidatura presidencial del Partido Morado es una ventana hacia el futuro próximo. Es evidente que la idea no le gustó, y de paso aprovechó para sugerir que tiene varias ofertas, quizás con elecciones internas ya seguras. Tampoco dijo que no.
Competir contra el jefe del partido, como sería el caso de Forsyth en el PM, parece un esfuerzo cuesta arriba. Aun si gana, es improbable que sea por avalancha. Con problemas en el partidor, la candidatura podría nacer afectada. Además podrían aparecer otros invitados de prestigio. Una suerte de abril 2021 adelantado.
¿Por qué invita Guzmán a un político que le lleva tanta ventaja en las encuestas de intención de voto? Da la impresión de un gesto de desprendimiento. Pero sería más complicado. Por ejemplo podríamos estar viendo una carambola mediática a dos bandas: apoyarse en los punteros para relanzar su propia imagen.
La fallida maniobra ha reanimado la presencia de Guzmán en la escena política. Pero la idea, atribuida al asesor Jonathan Reynaga, no ha gustado a todos en el partido. El argumento en contra es que el PM ha quedado como una organización en alquiler, cuyo primer invitado ha rechazado la oferta, además.
Subir a bordo a una figura política prime, para ganar la presidencia o llenar el Congreso, será una preocupación central de los partidos en estos meses. Del otro lado del mostrador hay varias de estas figuras que no pertenecen a partido alguno, y practican el muertito mientras esperan la oferta más conveniente, sin el menor apuro.
Más allá de haber sido choteado, Guzmán puede haber visto algo evidente: la popularidad de los candidatos al 2021 no está siguiendo líneas partidarias, y quizás los partidos no van a tener margen de acción suficiente para revertir esta tendencia. Este podría ser un dilema particularmente serio para el hasta aquí exitoso Acción Popular.
La situación de las figuras con potencial presidencial hoy más destacadas también es incómoda, puesto que su posición tiene mucho de coyuntural, y algo de síndrome de la cucarachita Martina. Probablemente ni ellos mismos conocen del todo el origen de las simpatías que hoy despiertan. Lo único claro hoy es que el PM no es visto como centavito deseable.
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