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Peligro de alegría contagiosa

"En este nuevo escenario se supone que la población está más entrenada y acostumbrada a los protocolos de sanidad, y que la presencia del virus es menos intensa en algunas zonas".

Un cuadro de Sinadef posteado por Farid Matuk en Twitter muestra que las dos primeras fases de apertura económica interrumpieron sendos periodos de reducción de fallecimientos. Ahora, luego de ocho días de reducción, entramos a la tercera fase, y debemos esperar que el efecto se repita.

Esta nueva fase se presenta como un ejercicio mucho más difundido e intenso, es decir con una multiplicación de riesgos, y que promete incorporar a casi 100% de las actividades económicas. A inicios del mes pasado el MEF pronosticó que en la fase dos (acaba de concluir) la economía estaría operando al 83%.

Así, al final de la cuarentena en casi todo el país buena parte de las cortapisas para los negocios están siendo retiradas, y los engranajes de numerosas recuperaciones finales en movimiento. En lo estrictamente comercial este panorama es alentador, y satisface reclamos empresariales que criticaron la rigidez de los confinamientos.

En este nuevo escenario se supone que la población está más entrenada y acostumbrada a los protocolos de sanidad, y que la presencia del virus es menos intensa en algunas zonas. Pero a la vez con más actividad comercial habrá más oportunidades de contagio, y avanzará la peligrosa idea que el peligro en buena medida ya ha pasado.

En el cuadro de Matuk cada una de las interrupciones en el descenso de muertes duró menos de una quincena. Esto es lo menos que podríamos ver con esta tercera fase, pero existe una posibilidad de que dure bastante más. También podríamos eventualmente ingresar al terreno de los rebrotes en las áreas de economía más populosa.

Algo de esto último ha venido sucediendo en muchas partes del mundo. No solo por un descuido de la población y las autoridades, sino por la naturaleza impredecible del virus, capaz de aplacarse y reanimarse, sorpresivamente y por muchos factores. Significa que los alivios parciales no necesariamente son el fin de la historia.

Sin duda aflojar la cuarentena ha ayudado a reanimar la economía. Pero no habrá realmente manera de refrenar la economía si el virus rebrota en serio. En esto acabamos de cruzar un Rubicón, a partir del cual nuestras casi únicas armas van a ser la disciplina y la cautela, y el entusiasmo irreflexivo nuestro peor enemigo.

La República

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