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¿Aire libre?

El acoso del virus a la vida personal va a seguir, algo menos normado, pero igual muy presente.

Con el mantenimiento del toque de queda y del confinamiento los domingos, ¿cuál es la perspectiva para los que dejarán la cuarentena a fin de mes? ¿Las libertades podrán superar a las limitaciones? En realidad lo que vamos a tener son libertades limitadas. ¿Cómo será la vida que va a empezar con eso?

Por lo pronto, con el peligro de contagio siempre allí, toda libertad va a ser relativa. El desplazamiento por cada espacio de control del que el Estado se retire va a tener que ser evaluado y administrado por las personas mismas. Esto ya está sucediendo con la llegada de las fases económicas. Todos bailaremos con nuestra propia mascarilla.

Dos fuerzas en pugna van a modular nuestra conducta. Una serán las cifras de mejoría en la situación epidemiológica, si bien nunca entendidas del todo. Otra serán las informaciones puntuales de situaciones horribles en diversos puntos del país, espectáculo que también puede darse a la vuelta de la esquina.

En otras palabras, el acoso del virus a la vida personal va a seguir, algo menos normado, pero igual muy presente. El confinado solo tenía que obedecer, pero el ciudadano liberado a medias va a tener que tomar de manera casi permanente decisiones para las que 100 días de encierro no lo han preparado. No existe un catálogo seguro de peligros.

Para quienes sufrieron la cuarentena como un bloqueo de su capacidad de supervivencia la nueva situación será, digamos, un alivio. Para quienes viven más holgados será una frustración, sobre todo al ver lo libres que están siendo las post-cuarentenas en países europeos donde poco parecen temer la posibilidad del rebrote cada vez más frecuente.

Aquí la cosa no es realmente el rebrote, sino la presencia de la misma pandemia que llegó en marzo, reducida, compartimentalizada por zonas geográficas, pero todavía abundante, y letal. Así, el fin del confinamiento parece sobre todo una necesidad de la economía, una invitación a gastar y producir más, pero siempre cuidadosamente.

Al final, semi-libres y todo, por una larga etapa solo vamos a poder creer, cuidadosamente también, en la vacuna y en el remedio. Nos va a costar mucho pensar que la persona que vamos a tener al frente no podrá contagiarnos.

La República

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