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Reactiva ciudadano

Más recursos en la economía de los hogares para acelerar la reactivación.

El presidente de la República, Martín Vizcarra, anunció la creación del programa Arranca Perú para mitigar la crisis que provoca la pandemia de la COVID-19 en cuatro sectores productivos –Transportes y Comunicaciones, Vivienda, Trabajo y Agricultura– con una inversión de más de 5 mil millones de soles para la creación de más de 1 millón de puestos de trabajo en los 24 departamentos.

En Transportes y Comunicaciones se hará el mantenimiento de la red vial nacional y la red vial vecinal (570 mil puestos de trabajo); en Vivienda se construirán 20 mil viviendas más, añadidas a la meta inicial de este sector (80 mil puestos de trabajo); en Agricultura se atenderá los sistemas de captación de agua y canales de riego (76 mil puestos); y en Trabajo, el programa Trabaja Perú fomentará el empleo temporal (226 mil puestos de trabajo).

El anuncio es sugerente, y se está a la espera de la norma que lo establezca. El proyecto es por ahora general y falta saber, por ejemplo, en qué mes del segundo semestre se iniciará el programa en cada sector y cuál será la calendarización del programa, para estimar su impacto en la economía de acuerdo a cuándo culminará la creación de ese volumen de empleo.

Es probable que al MTC y al MTPE les sea más fácil la creación de empleo por el control que se tienen en las obras, en el primer caso, en coordinación con los gobiernos regionales; y por la larga experiencia de 20 años de Trabaja Perú, en el segundo caso.

Todo esfuerzo que implique colocar dinero de modo directo en la economía de los hogares es un acierto, y en este caso se trata de la reiteración en una escala ampliada de otras experiencias de empleo temporal. Este es un complemento de demanda del programa Reactiva Perú que se propone reactivar la economía a través del crédito para producir empleo y así generar oferta y demanda.

Hay mucho por hacer para reactivar la capacidad de gasto y consumo ciudadano seriamente deteriorados, adoptando iniciativas audaces y que, al mismo tiempo, no destruyan los fundamentos de predictibilidad y responsabilidad de la economía social de mercado que rige en el país.

Es bueno recordar esta necesidad compuesta de creatividad y madurez a propósito del proyecto que se pretende aprobar en el Congreso, congelando por ley las tasas de los créditos bancarios. Frente a ello, con un paso delante y siempre con el propósito de atender problemas reales, el Estado no debería esperar que se consume un despropósito sino adoptar decisiones bajo los marcos de las normas vigentes y su capacidad de fomentar la competencia.