Infodemia, la otra pandemia
“Por eso, es vital, más que nunca, hacer un especial esfuerzo por hacer primar las evidencias y empezar a combatir la afección por lo antirracional”.
En torno al secuestro de los ingenieros que intentaban dar mantenimiento a unas antenas de telecomunicaciones en Acobamba, no solo yace el consabido temor a las radiaciones electromagnéticas. Ahora, se las asocia con la posibilidad de producir el C-19.
El bulo llegó a los comuneros de Acobamba −probablemente− a través de un video viral en redes sociales, gracias a esa otra pandemia, que la Organización Mundial de la Salud ha llamado infodemia. Y como toda pandemia, la infodemia también tiene su caldo de cultivo. En este caso, los ambientes en los que proliferan la incertidumbre y el temor.
Por eso, es vital, más que nunca, hacer un especial esfuerzo por hacer primar las evidencias y empezar a combatir la afección por lo antirracional. Porque el “fermento antirracional” (Alberto Vergara) no solo arremete contra antenas celulares o plantea que la tierra es plana o que el C-19 se puede curar con inyecciones de lejía. También puede exacerbar polarizaciones extremas, harto pensamiento mágico y saltar a palestras claves de la vida pública como el mismísimo Parlamento.
En este sentido, hoy más que nunca cobran relevancia las políticas de “popularización” de la CTI (ciencia, tecnología e innovación), que la acercan a la población de manera accesible, explicando cómo ocurren los fenómenos de la realidad. Pero aun más, en tiempos de incertidumbre y de afección por lo irracional, la CTI colabora con la construcción de una opinión pública más crítica y menos proclive a los mitos.
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