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Votos enmascarados

“Por lo pronto no nos cuesta mucho imaginar a la mayoría de este Congreso prolongándose sin rubor, e incluso legislando una posibilidad de reelección inmediata para ellos”.

¿Cómo evitar que las elecciones generales sean el evento peruano más contagioso del 2021? Por lo menos vistas desde aquí, a poco más de un año, sugieren peligro. Suponemos que para el próximo abril ya no habrá problemas de contagio, pero nunca se sabe. Aun con el virus en franca retirada, un pequeño residuo de temor puede producir un enorme ausentismo.

Pues aun si las elecciones se dieran en un tiempo epidemiológicamente despejado, las campañas van a dispararse en el segundo semestre de este año, y por lo tanto tocadas por los problemas de la pandemia. El giro hacia la seguridad y el sentimiento de estar seguro no se van a dar en unos pocos meses, aun con medidas sanitarias a la mano.

Uno pensaría que las decisiones sobre este problema electoral pueden ser tomadas más adelante. Pero puede llegar el momento en que ya sea tarde para la mejor opción, y es razonable que el tema esté siendo discutido desde ahora. El deseo de suspender las primarias de este año para elegir candidatos es parte de la misma preocupación.

Las propuestas sobre las elecciones 2021 van desde postergarlas para una mejor oportunidad hasta separar radicalmente a los votantes. Una opción que otros países estudian es generalizar el voto electrónico a distancia, pero los mecanismos para votar en casa no parecen estar disponibles para los recursos de la ONPE.

El problema quizás comience con las campañas electorales, que hasta ahora por definición han sido procesos aglomerativos. Ya hemos visto fotos de algunos mítines europeos con distanciamiento social, y nos preguntamos si aquí podríamos replicarlos. Quizás es optimista pensar que para entonces ese cuidado no será tan necesario.

Una postergación de las elecciones estaría cargada de serios bemoles políticos. Sin duda sería vista como una movida para prolongar el mandato del Ejecutivo y Legislativo. Por lo pronto no nos cuesta mucho imaginar a la mayoría de este Congreso prolongándose sin rubor, e incluso legislando una posibilidad de reelección inmediata para ellos.

Dadas las circunstancias, quizás sea preferible ir pensando en perfeccionar un proceso malo, y algo riesgoso, pero que ya conocemos, que poner en marcha un proceso novedoso pero azaroso, o una postergación de consecuencias impredecibles.

La República

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