¿Volverán los días fríos en Lima? Senamhi aclara

Pollos y nostalgia

“Pero más allá había otra cola para los que no les bajaba la fiebre. Eran los mismos limeños, esos que no se enfermaban jamás”.

No cambiamos. Luego de la pandemia del papel higiénico, ahora llegó la nostalgia por el pollo a la brasa. Como con los televisores y la cerveza. Colas en Miraflores y Lurigancho. Y las pollerías no se dan abasto. Somos nostálgicos frente a sus carnes y el ave es democrática, pero más ideológica.

Y las ideologías son también el no tener ideas. Y respondemos con la tripa. Y consumimos con CTS o AFP. El sábado lo observé, el pollito con papas se había instalado en el imaginario de los castigados por la cuarentena. Y los limeños, consciente y/o inconscientemente, extrañaban ser esos clientes de los bienes ideológicos. Aquel orgasmo comprador.

Pero más allá había otra cola para los que no les bajaba la fiebre y se les acababa el aire. Eran los mismos limeños, esos que no se enfermaban jamás y que trabajaban más de doce horas y sin seguro. Esos que eran conscientes de la miseria de nuestro sistema de salud. Los agonizantes que extrañan volver a sus labores mal pagadas y tener contentos a sus dueños.

¿Y por qué no, un pollito a la brasa? Si ese es el plato de todos los peruanos. Y así nos emparejamos todos. Y al salir de esta peste medieval –no sé cuándo– entonces, dicen, seremos menos presumidos y más modestos. ¿Más? Sí, porque en el Perú todo viene también por ‘fast food’, el pollito y el C-19.

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