Precio del dólar en Perú HOY, 19 de abril

No solo es una crisis sanitaria y económica

“A esa angustia anticipatoria –‘me aterra contagiarme, etcétera’– hoy se añade el duelo de las personas que pierden a sus seres queridos”.

Para comenzar, es también una crisis social. Si bien en un principio se dijo que el SARS-CoV-2 era un virus “democrático”, pues afecta a personas de todas las clases sociales, el tiempo se ha encargado, con celeridad, de poner las cosas en su lugar. Los que más sufren son los que menos tienen. Ya sea por la precariedad alucinante de los servicios de salud pública peruanos o por la desesperación económica. La pandemia deja de ser democrática desde el momento en que separa a quienes tienen que salir a la calle para poder enfrentar sus necesidades básicas, de quienes pueden darse el lujo de quedarse en casa, durante y después del confinamiento.

Pero hay otra dimensión que los psicoanalistas y cualquier profesional de la salud mental, no podemos dejar de lado: la personal. Los estragos que esta inesperada –y por ende potencialmente traumática– alteración de nuestra manera de vivir está causando, son innumerables. Tanto que va a tomar mucho tiempo para que podamos saber los daños permanentes que ha producido en la salud mental de todos.

Por lo pronto hemos visto que los sueños –el recuerdo de los mismos– se han incrementado de forma exponencial. Y a menudo son pesadillas. Esto es congruente con la función de soñar, tal como nos la enseñó Freud: el sueño es el garante del dormir. Necesitamos dormir para reponer fuerzas –lo cual no es fácil en estos tiempos– pero también para “reciclar” nuestra basura inconsciente. Por eso es que el sistema onírico de cada cual se encuentra trabajando a marchas forzadas: nunca tantos sintieron tanta angustia al mismo tiempo en todo el planeta. Ni siquiera durante cataclismos como las dos guerras mundiales. Hoy más que nunca el mundo es ancho y ajeno, tal como lo predijo Ciro Alegría, pese a su apellido.

A esa angustia anticipatoria –“me aterra contagiarme, me aterra morir, me aterra que sufra mi familia, etcétera”– hoy se añade el duelo de las personas que pierden a sus seres queridos o se enferman. Imposible responder en estas líneas a desafíos de esa magnitud. Necesitamos luces de serenidad y esperanza. Cuando no las vemos, siempre está ahí la poesía: “In three words I can sum up all I’ve learned about life: it goes on” (En tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido sobre la vida: va a continuar). Robert Frost.

La República

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