En política, el que se pica, pierde
Sobre la incomodidad del presidente ante la crítica.
El presidente Martín Vizcarra puede tener razón en estar molesto por las críticas crecientes que recibe por el manejo de la crisis del covid-19, pero es un error que su incomodidad la haga tan evidente, al punto que la convierta en tema relevante de su última conferencia de prensa, pues en estos asuntos, el que se pica, pierde.
Era muy previsible que el inicio rutilante que tuvo el presidente Vizcarra al comienzo de la crisis C19 se iba a oscurecer a medida que crecieran los contagiados, llegara el desborde en los hospitales, aumentaran los fallecimientos, y se acabaran los presupuestos de las familias, como está ocurriendo ahora.
La encuesta del IEP de hace unas semanas registró una aprobación al presidente Vizcarra todavía alta, de 80%, pero el último sondeo de Datum identificó que la confianza ciudadana en que las medidas del gobierno logran controlar el contagio del C19 cayó de 45% en marzo a solo 3% en abril.
Las críticas al gobierno han arreciado desde varios frentes, empezando por el médico, donde varios doctores han cuestionado al gobierno, en parte por errores que son reales y, también, por un ansia de protagonismo personal en un momento que es un hito en la historia de la salud en el mundo y el país.
También, desde el lado económico por parte de quienes interpretan el C19 como la gran oportunidad para desarmar la estructura económica construida en el país en las últimas tres décadas; desde el político por parte de quienes esperan aprovechar estos meses para erigir candidaturas presidenciales; y hasta de espontáneos que se lanzan al ruedo, como la presidenta del TC o el defensor del pueblo.
Por supuesto que gobernar en esta circunstancia establece al presidente uno de los desafíos más grandes enfrentados en la historia política peruana, con todas las oportunidades y riesgos que eso significa.
Pero resistir la crítica de quienes encuentran puntos débiles o errados en la estrategia del gobierno contra el C19, y hasta de los opositores que tengan un objetivo fuera del campo de la salud, es lo democrático, lo que no implica, en modo alguno, dejar de contestarles, aunque recordando que, en estos asuntos, como en muchos otros, el que se pica, casi siempre pierde.
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