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Notas de Prensa

Pensar en comunidad

En la Red Nacional de Mujeres Afroartesanas, María del Socorro Gallardo, más conocida como Marithé, no solo ha generado un espacio de desarrollo para la memoria afroperuana, sino también donde sus integrantes se apoyan para encontrar nuevas oportunidades. “No me puedo detener”, resume ella, mientras enfrenta nuevos retos. Esta es su historia de lucha.

Difusión
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Este año, María del Socorro ‘Marithé’ Gallardo tenía diferentes proyectos como presidenta de la Red Nacional de Mujeres Afroartesanas (Redmaa), pero su vida dio un giro de 180 grados a partir de la pandemia. “Teníamos proyectado ir a Ecuador, Colombia, México, Cusco y cerrar con broche de oro en Chachapoyas. Todo se suspendió”, cuenta.

Nada de eso le desanimó. No se trataba solo de sí misma, sino del grupo de mujeres que es una segunda familia. Tomó un respiro y buscó cómo reinventarse, siempre en equipo.

Ahora no habrá feria, pero Marithé y su hermana Gladys acaban de dictar el taller Muñeca Afro de Trapo en una transmisión en vivo a través de la cuenta de Facebook de la Redmaa. Ha sido casi una hora de compartir su arte de manera gratuita, de brindar descanso y alegría a otras personas. “No se desanimen, que esto va a pasar”, dicen entre bromas al despedirse.

Espacios como este mantienen activa a la Redmaa, que preserva tradiciones y costumbres afrodescendientes, a la vez que empodera a mujeres para superar la violencia de género y sostener emprendimientos familiares. “Hemos tenido que aprender de tecnología y hasta de delivery, porque no puedes quedarte esperando. Tienes derecho a llorar un ratito, pero luego te lavas la cara, te sacudes como la gallina y vas para adelante”, cuenta Marithé.

Luchar con una sonrisa

Mientras que Abraham Valdelomar lamenta en un famoso verso “la alegría nadie me la supo enseñar”, Marithé contrapone su filosofía con la que ha forjado su vida: “tuve que aprender, a la fuerza, a ser alegre”.

Fueron doce hermanos con un padre ausente. Como mujer afroperuana, además, tuvo que enfrentar y superar más prejuicios en el camino, pero ella siente que su ascendencia y tradiciones culturales le han transmitido mayor energía. “Mis ancestros enfrentaron condiciones terribles. Yo he heredado algo de esa fuerza que me ha ayudado a salir adelante”, considera. Y esa fuerza se manifiesta en una alegría que, a su particular modo, le sirvió para tejer una red de cuidado con familiares y amigos que, años más tarde, se extendería en el apoyo a toda mujer que lo necesitase.

Marithé terminó la secundaria estudiando por las noches. Ejerció la enfermería por varios años, pero el arte no dejaba de llamarla. En este, además, encontró un espacio para expresar y desarrollar su identidad afroperuana. Formó un dúo con su compañera Alejandra Ambukka. “María del Socorro no pegaba, así que fuimos ‘Alejandra y Marithé, las reinas del ritmo’. Desde ahí, todos me dicen Marithé”, recuerda. También participó en los elencos de danza de Shangó y Mamauca.

difusión

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Arte como terapia

Hace aproximadamente 15 años, la madre de Marithé enfermó. “Yo siempre le he dicho a otras mujeres que, a pesar de la adversidad, hay que salir adelante. Esa vez no podía, me deprimía mucho”, cuenta. Pero en un paseo por el Mercado Central admiró las pinturas de otras mujeres y su profesor, Lolo Chumpitaz, terminó por animarla y acompañarla en este camino.

“Empecé y me encantó. Así me relajaba, porque cuando volvía por la noche tenía que ponerle la mejor sonrisa a mi madre”, rememora. El arte fue su terapia; la mano que le tendieron, su salvavidas.

Cuando una amiga pidió comprarle un cuadro, un nuevo fuego en ella despertó. No se trataba del dinero, sino del orgullo de la artista que es apreciada con sinceridad. “Me pareció maravilloso que alguien quiera lo que yo estoy haciendo”, describe. “De los cuadros pasé a la cerámica y tuve claro que lo que haría sería afro. Yo pensaba cómo visibilizar al pueblo afrodescendiente y una manera positiva que se me ocurrió era impulsar la artesanía afroperuana. A quienes nos encasillan en el baile o el deporte, le demuestro que también puedo ser pintora y puedo participar en política. El cielo es el límite”, dice con orgullo.

#LUCHAPERÚ

Hoy la Red Nacional de Mujeres Afroartesanas, reconocida como punto de cultura por el propio Ministerio de Cultura, tiene tantos rubros como integrantes: desde gastronomía, música y danza, hasta trenzado tradicional africano o diseño de túnicas étnicas. Ubicadas en el Callao, también han abierto sus puertas a mujeres de ascendencia andina y amazónica. En realidad, le tienden una mano amiga a toda mujer que lo necesite.

“La Red me da la satisfacción de crear, innovar y compartir el arte, pero además es un medio para acompañar a otras mujeres que son víctimas de violencia. Pintar es un pretexto para acercarnos, para tratar los problemas, ver cómo apoyarnos y que las mujeres puedan hacer un emprendimiento”, sintetiza. Es importante destacar que, este año, en el marco del Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, que se conmemora el 25 de julio, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la reconoció, junto con otras once mujeres afroperuanas, por su liderazgo, su contribución al desarrollo del país y la defensa de sus derechos.

De los años en que trabajó en una organización enfocada en los derechos de las mujeres, Marithé destaca la fortaleza innata del soporte colectivo y la construcción de amistades sinceras. “Estos espacios te permiten crecer, fortalecer y empoderar para emprender algo nuevo, apoyar a otras mujeres, aprender de ellas, compartir lo que sabes y recibir conocimiento”, finaliza. Este apoyo, hoy, se ha trasladado al mundo virtual, pero mantiene el mismo espíritu: luchar juntas para salir adelante.

La Presidencia del Consejo de Ministros lanzó la campaña #LUCHAPERÚ para mostrarnos que en el país hay historias como las de Marithé, que son ejemplos de empuje ante la adversidad.

Conoce más de la campaña ingresando aquí.

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