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¿Por qué Shanghái continúa con el confinamiento mientras Perú y el mundo vuelven a la ‘normalidad’?

Mientras Perú y otros países relajan medidas, Shanghái enfrenta una de sus peores crisis sociales debido a la COVID-19, que ha generado un estricto confinamiento y una caída de la cadena de suministros.

Shanghái atraviesa un estricto confinamiento por el rebrote de la variante ómicron. Foto: EFE
Shanghái atraviesa un estricto confinamiento por el rebrote de la variante ómicron. Foto: EFE

Shanghái continúa en cuarentena. La ciudad más grande de China y el núcleo financiero del país oriental enfrenta una de sus peores crisis sociales debido al rebrote de casos de la variante ómicron del coronavirus. El confinamiento estricto, que forma parte de la política ‘cero covid’ impulsada por el Gobierno de Xi Jinping, ha generado un grave problema de abastecimiento que ha dejado sin insumos ni alimentos a los habitantes del puerto más importante del mundo, que ahora opera en tan solo un 25% de su capacidad.

El hermetismo con el que las autoridades de la metrópoli china están llevando a cabo el confinamiento, iniciado el pasado 28 de marzo, ha sido duramente cuestionado debido a la fuerte aplicación de las medidas sanitarias, que únicamente habilitan a los ciudadanos cada tres días para salir de sus casas y realizarse pruebas PCR.

Una trabajadora de salud se alista para realizar pruebas PCR. Foto: EFE

Una trabajadora de salud se alista para realizar pruebas PCR. Foto: EFE

No obstante, la aparición de la nueva variante del coronavirus en China no ha golpeado igual en Shanghái como en el resto del mundo; mientras que en Perú y otros países ya no es necesario el uso de mascarillas, y las actividades económicas parecen estar tomando el ritmo habitual anterior a la pandemia. En el país asiático, la cadena de suministro y la oferta laboral que genera se ha visto mermada por el encierro.

Estas diferencias podrían deberse, en primer lugar, a la situación demográfica de Shanghái. La metrópoli portuaria es la ciudad más poblada de China, con 25 millones de personas. La campaña de vacunación del Gobierno chino fue aplicada con éxito, y logró que casi un 88% de la población reciba la inmunización. No obstante, la enorme densidad del país ha vuelto lento el proceso de recepción para las dosis de refuerzo, razón por la cual la variante ómicron, de rápido contagio, ha ocasionado una crisis peor que la del brote inicial de Wuhan.

Además del retraso en la aplicación de la tercera dosis, la falta de acciones claras para contener a los primeros casos causaron que la situación se salga de control. En Shanghái se evitó el uso del término ‘lockdown’ hasta el último momento, asimismo, se fue aislando a la gente por zonas, o áreas pequeñas, en lugar de establecer un confinamiento por barrios, o espacios más grandes.

Dos ciudadanas intercambian insumos en Shanghái. Foto: EFE

Dos ciudadanas intercambian insumos en Shanghái. Foto: EFE

Finalmente, ante la falta de posibilidades para adquirir alimentos, el Gobierno decidió entregar subsidios a todos los habitantes, retribuciones que se han realizado de manera irregular, y gestó protestas que lejos de mejorar la situación han agravado aún más la crisis social.