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Le dieron 2 años de vida por una enfermedad terminal y 13 años después cuenta cómo sobrevivió

Una frase que se dijo a sí misma: “Yo de esta me levanto”, le sirvió para aferrarse a la vida, incluso cuando se sentía muy débil físicamente y con un pronóstico médico desesperanzador.

Nathaly Cerda fue diagnosticada con esclerodermia sistémica hace 13 años. Foto: EFE
Nathaly Cerda fue diagnosticada con esclerodermia sistémica hace 13 años. Foto: EFE

Nathaly Cerda, una joven nicaragüense, tenía 16 años y estaba en su último periodo de secundaria en un colegio de Managua cuando fue diagnosticada con esclerodermia sistémica, una enfermedad que, según el pronóstico de los médicos que la atendieron, acabaría con su vida en un máximo de dos años.

Han pasado 13 años desde entonces y Nathaly, ahora de 29, cuenta los cambios que ha dejado en su vida y en su cuerpo esa enfermedad, cómo ha sobrevivido y qué ha hecho para pasar por encima de aquel mortal diagnóstico médico, el que desde un principio se negó a aceptar.

Primeros síntomas

“Estaba entrando a quinto año de secundaria y en el período del primer mes (de la enfermedad) pasó lo siguiente: me inflamo, de 120 libras (54,4 kilos), paso a 150 libras (68 kilos), 30 libras (13,6 kilos) de más, de la nada; el color de la piel comenzó a cambiar, me puse morena totalmente”, contó la joven a Efe.

Los siguientes síntomas que experimentó fueron fiebres continuas, cansancio y gripe. “Quincenalmente estaba con gripe, o sea, no había manera de que me restableciera”, anotó.

La familia buscó inmediatamente ayuda médica para conocer las causas del deterioro de su salud y hasta ocho meses después, luego de muchos análisis, lograron conocer el diagnóstico: esclerodermia sistémica.

La joven a quien le dieron dos años de vida y 13 años después vive para contarlo: “De esta me levanto”

Nathaly Cerda, quien fue diagnosticada con esclerodermia sistémica hace 13 años, cuenta con una licenciatura, siente que la esclerodermia le ha negado un empleo formal en Nicaragua. Foto: EFE

La esclerodermia sistémica es una enfermedad crónica autoinmune que afecta principalmente la piel, pero también puede afectar órganos internos como pulmones, intestinos, riñón y corazón.

Tras recibir su diagnóstico, en 2008, la salud de la joven empeoró, un año después fue hospitalizada y durante el mes que permaneció allí convulsionaba hasta por 12 horas continuas, por lo que los médicos pensaron que no iba a sobrevivir.

“Hubo un proceso en el que quedé ciega, muda, quedé hecha un vegetal completamente, prácticamente en coma”, aseguró la joven, quien dijo que recuperó gradualmente la vista y el habla, y cuando creía que salía del “proceso bastante delicado” en el que se hallaba, sufrió un paro cardíaco.

“Vuelvo a quedar totalmente inestable y los médicos, con un pronóstico totalmente negativo, pensaban que no iba a resistir”, relató.

“Yo de esta me levanto”

Una frase que se dijo a sí misma: “Yo de esta me levanto”, le sirvió para aferrarse a la vida, aun cuando se sentía muy débil físicamente y con un pronóstico médico desesperanzador.

El sueño que tenía de adolescente, ser economista profesional, le permitió superar el estado crítico y la predicción médica de que solo viviría dos años más.

En 2010 ingresó a la universidad, donde no solo se encontró con el desafío de obtener buenas calificaciones, sino también lidiar con la discriminación de sus compañeros de clases que, según comenta, evitaban acercarse a ella por una enfermedad que es visible.

La joven a quien le dieron dos años de vida y 13 años después vive para contarlo: “De esta me levanto”

La esclerodermia sistémica es una enfermedad crónica autoinmune que afecta principalmente la piel, pero también puede afectar órganos internos. Foto: EFE

La fuerza de la mente

“Pero no me limité, mentalmente no me cerré a la posibilidad” de seguir estudiando y lograr mi sueño, dijo con aplomo la joven, dueña de una fe y fortaleza que le han ayudado a sobrevivir.

En busca de un mejor tratamiento para su condición, la joven visitó reumatólogos, cardiólogos, nefrólogos, neumólogos y neurólogos, quienes le recetaron hasta 20 fármacos diarios, los cuales tomó por un lapso de tres años.

Luego decidió abandonarlos porque dice que le cerraban el apetito y la debilitaban: “Sentía que más bien me afectaban”. Aunque cuenta con una licenciatura, siente que la esclerodermia le ha negado un empleo formal en Nicaragua.

Tras meditarlo mucho con su familia, empezó a tomar suplementos alimenticios y extractos naturales de origen orgánico que comercializa a través de TikTok —donde aparece como @nathaly_cerda—, con las ganancias paga parte de sus gastos.

Con información de EFE

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