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El Informante: Lo que sabe Saab, por Ricardo Uceda

Efectos de la extradición a USA del supuesto testaferro de Nicolás Maduro. Irritación en Venezuela y amargura en la izquierda chavista latinoamericana. El Foro de Sao Paulo expresa su indignación.

En Caracas. La esposa italiana de Saab, Camilla Fabri, durante una manifestación de repudio a la extradición. Dice que es inocente y no hablará. Foto: EFE
En Caracas. La esposa italiana de Saab, Camilla Fabri, durante una manifestación de repudio a la extradición. Dice que es inocente y no hablará. Foto: EFE

El 1° de noviembre, en una audiencia, empezará a definirse el destino judicial del más importante proveedor del régimen de Nicolás Maduro. Alex Saab, de 49 años, extraditado a los Estados Unidos desde Cabo Verde, afronta siete cargos por lavar dinero y otro por intentar el mismo delito. El Gobierno venezolano se encargó de demostrar la importancia del episodio. El mismo día que Saab llegó esposado a Miami —16 de octubre—, anunció que se retiraba de las negociaciones que mantenía con su oposición en México, bajo los auspicios de Noruega. Lo había incluido en la delegación gubernamental luego de que fuera detenido en la isla de Sal, donde su avión hizo una parada para abastecerse, según una alerta roja de la Interpol. Esto ocurrió el 12 de junio del 2020. A fin de año, Saab recibió en prisión su nombramiento como embajador plenipotenciario en África, un vano intento de Maduro para otorgarle inmunidad diplomática. El 7 de setiembre pasado, el Tribunal Constitucional de Cabo Verde ratificó la orden de extradición.

El caso de Saab, por tanto, no es el de un diplomático sudamericano secuestrado por los Estados Unidos, como proclama el Gobierno de Caracas. Tampoco es el caso particular de un empresario que evade impuestos y regulaciones en sus negocios internacionales. En 2017, la ex fiscal general del Ministerio Público de Venezuela Luisa Ortega dijo que era el principal testaferro de Nicolás Maduro y su familia. Aún no se conocen pruebas de esta acusación, repetida por Ortega en un tuit la semana pasada. Pero se abre un camino en el que los mayores secretos de la corrupción del régimen puedan ser conocidos.

El pollo que canta

Al mismo tiempo que Saab era extraditado, un antiguo pez gordo del chavismo, el exgeneral Hugo Armando Carvajal, apodado el Pollo, perdía sus alegaciones ante la justicia española para no ser entregado a los Estados Unidos. Carvajal dice haber entregado a un juez en Madrid evidencias del dinero que Hugo Chávez regalaba a varios políticos de izquierda de España y América Latina. En Estados Unidos se lo acusa de narcotráfico, lavado de dinero y colaboración con las FARC. Tiene un tesoro de información porque fue jefe de contrainteligencia del régimen. Es de suponer que cuando sea extraditado —la orden está de momento suspendida—, el Pollo seguirá cantando. Sin embargo, su situación no ha causado en Venezuela la crispación que produjo el traslado de Saab a Miami.

“La explicación de esta diferencia es que Hugo Chávez ya está muerto”, dice Ewald Scharfenberg, director en el exilio de ArmandoInfo, el mejor equipo de investigación periodística venezolano. En efecto, todo lo que pueda decir Carvajal atañe fundamentalmente a la gestión del extinto líder de la revolución bolivariana. En cambio Saab, presumiblemente, conoce cuentas secretas de Maduro y su familia.

Quebrado y potentado

Es debido a publicaciones de ArmandoInfo, a través del periodista Roberto Deniz, y de Gerardo Reyes, el director de investigaciones de Univisión en Miami, que conocemos bastante de la vida y obra del personaje. En mayo de este año, Reyes publicó Alex Saab: la verdad sobre el empresario que se hizo multimillonario a la sombra de Nicolás Maduro, una minuciosa historia desde su juventud hasta que fue capturado en Cabo Verde, con fuentes en Colombia, Venezuela, Estados Unidos y varios países de América Latina. De ancestros libaneses, Saab había sido un empresario de capa caída en Barranquilla. En 2010 estaba desesperado porque Venezuela le retenía 30 millones de dólares por la venta de productos importados desde Colombia. Logró cobrarlos con la ayuda de la exsenadora y cabildera de izquierda Piedad Córdoba, que tenía puerta abierta con el entonces canciller Nicolás Maduro. Posteriormente, a punta de audacia y relaciones personales, se convirtió en el principal proveedor del régimen, a cambio de una lluvia de millones.

Scharfenberg oyó por primera vez su nombre en 2014, asociado a compras internacionales dolosas. Era el año del lanzamiento de ArmandoInfo como grupo de investigación periodística. En 2015 publicó un trabajo sobre exportaciones fingidas de material de vivienda desde Ecuador hasta Venezuela. Al año siguiente reveló el caso de una licitación por tres mil millones de dólares que la petrolera estatal PDVSA entregó a una empresa de Saab para reparar pozos viejos. Mientras tanto, Reyes descubría que su socio, Álvaro Pulido, en realidad se llamaba Germán Rubio y había recibido una condena por narcotráfico en Italia.

Los aliados protestan

Luego Deniz publicaría una treintena de historias sobre las exportaciones sobrefacturadas, especialmente de alimentos, que desde varias partes del mundo hacían hacia Venezuela las empresas de Saab. Este lo demandó, lo mismo que a Scharfenberg y otros dos periodistas de ArmandoInfo. La justicia bolivariana, a partir de denuncias del protegido de Maduro —ya en el poder— los obligó a abandonar el país. Reyes y Univisión también fueron demandados.

El procesamiento en los Estados Unidos presume que Saab y Pulido lavaron unos 350 millones de dólares obtenidos luego de sobornos para obtener un tipo de cambio preferente. Habrían violado la ley contra prácticas extranjeras corruptas. El Foro de Sao Paulo, al que pertenece la mayoría de los partidos de izquierda peruanos, ha repudiado la extradición de Saab, a la que llamó “desastroso episodio de agresión internacional”. Mientras tanto, el gobierno de Pedro Castillo dejó sin efecto la denominación de Richard Rojas como embajador en Caracas, luego de que fuera arraigado por una orden judicial. Al nombrarlo la Cancillería pretextó que el Gobierno venezolano ya estaba negociando con su oposición. Ahora que Maduro pateó el tablero se ha quedado sin justificativo.