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De policía a jardinero virtual: juegos NFT ganan adeptos en una Venezuela en crisis

Fue policía por nueve años, pero cambió el uniforme por el ‘gaming’ ante el paupérrimo salario que ganaba. Ahora quiere “plantar” un árbol que luego podría vender por 2.000 dólares cuando crezca.

Zacary Egea también trabaja como repartidor de una aplicación de entrega a domicilio en Venezuela. Foto: AFP
Zacary Egea también trabaja como repartidor de una aplicación de entrega a domicilio en Venezuela. Foto: AFP

Zacary Egea se despierta alterado en medio de la noche. “¡La planta!”, exclama antes de lanzarse al computador y confirmar que todo está bien: es uno de tantos venezolanos adeptos a los videojuegos NFT para hacer dinero.

De 32 años, Zacary juega Plant vs. Undead, en el que cultiva plantas virtuales que puede vender, tras una inversión inicial que produce ganancias si se cumplen todas las instrucciones del programa.

Estos videojuegos se basan en NFT (‘tokens no fungibles’ por sus siglas en inglés), activos digitales canjeables por dinero corriente en plataformas de tecnología ‘blockchain’, las mismas que se usan con las criptomonedas.

Fue policía por nueve años, pero colgó el uniforme debido al bajo salario que ganaba, en un país que transita su octavo año en recesión y cuarto con hiperinflación, y donde se hicieron añicos la moneda local y la capacidad de ahorro.

Zacary Egea se ha planificado para superarse en medio la severa crisis que afecta a Venezuela. Foto: AFP

Zacary Egea se ha planificado para superarse en medio la severa crisis que afecta a Venezuela. Foto: AFP

“¿Qué quiero yo con esto? Reunir para tener una casa propia para tener a mi familia”, dice a la AFP este hombre que vive con su madre en un complejo de apartamentos de un sector popular de Caracas. “Es una proyección a largo plazo”.

Con unos 300 dólares que ahorró trabajando como mototaxista y repartidor de una aplicación de entrega a domicilio —su trabajo actual— mejoró su computador y empezó a jugar.

Antes, abrió una billetera digital para procesar los NFT, de forma de cambiar sus ganancias por dinero real.

Su primera inversión: 80 dólares para un girasol y unos repollitos digitales, que eventualmente le permitirán adquirir una semilla para “plantar” un árbol, que puede luego vender por 2.000 dólares cuando crezca.

Con esto tiene la opción de ahorrar en dólares. Foto: AFP

Con esto tiene la opción de ahorrar en dólares. Foto: AFP

En un cuaderno escolar lleva el detalle del comportamiento de su operación, con datos del mercado como todo un corredor de bolsa.

“A las 6 de la mañana estoy parado pendiente del juego. Después de que salgo a trabajar en la calle estoy pendiente (en el celular) de regar la planta, que no haya un cuervo” que la dañe, explica.

“Una noche estaba durmiendo y me levanté exaltado... ‘¡la planta!’ Y salí a conectarme. Pero todo bien”, recuerda entre risas.

Cada vez es más común escuchar de juegos NFT en las calles, sobre todo en barrios de clase trabajadora de Caracas.

El encargado de un abasto salta e interrumpe a un grupo que conversa sobre el tema. “¡¿Están hablando de ‘Plant’?!”, pregunta emocionado. “Yo quiero meterme”.

Una muestra de la atracción que generan estos juegos, es que entre los 50 sitios web más visitados en Venezuela, según el índice Alexa de Amazon, figuran Plant vs. Undead en el lugar 18, y en la posición 35 está Axie Infinity, otro juego NFT en el que el usuario lucha con criaturas llamadas “axies” que se digitalizan también como tokens canjeables por dinero.

El juego Axie Infinity requiere una inversión mucho más alta, de unos 1.000 dólares, para poder participar.

“Estas plataformas de juego que remuneran a sus participantes se han convertido, en países hiperinflacionarios como Venezuela, en opciones de generación de ingresos adicionales al trabajo formal, jugando una hora, tres, cuatro al día”, explica Aaron Olmos, economista e investigador universitario en el área de criptoactivos.

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