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Falsos certificados de vacunación contra la COVID-19 inundan mercado negro en Rusia

A partir de 27,5 dólares se puede obtener un documento falso en papel, pero si se busca que sea introducido en la base de datos del Gobierno ruso, los precios son 15 veces más altos.

Al ver los esfuerzos de las autoridades de Rusia para convencer a la población de que se vacunara contra el coronavirus, Serguéi sospechó que la presión se intensificaría sobre quienes, como él, desconfiados, rechazan la inyección.

Al no tener ninguna intención de ceder, incluso en caso de obligación, este treintañero residente en la región de Krasnodar encontró en internet un vendedor de falsos certificados de vacunación, le envió su información personal a través del correo electrónico Telegram y le transfirió 15.000 rublos (unos 200 dólares).

Tres semanas más tarde, Serguéi, que prefiere permanecer en el anonimato, pudo recuperar en el portal de internet de la administración rusa su certificado de dos inyecciones recibidas de la vacuna Sputnik V.

Aunque la eficacia del inmunizante emblemático de Moscú fue confirmada desde su temprana aprobación en agosto pasado, muchos rusos se niegan a recibirla.

Seis meses después del lanzamiento de la campaña, solo 14% de la población está inoculada. “En esta etapa, la vacuna es experimental y hay muchos efectos secundarios”, cree Serguéi, que le mostró a la AFP una captura de pantalla de su certificado. “No voy a morir porque el gobierno quiere que me vacune”, explica.

Este posicionamiento, muy difundido, y la notoria corrupción en las administraciones condujo a la emergencia de un mercado negro en línea, donde decenas de vendedores ofrecen pruebas falsas de vacunación. Si bien algunos clientes se quejaron de estafas, otros confirmaron que todo había funcionado.

Y la demanda no hace más que aumentar desde que la capital rusa decretó el 16 de junio la obligación de vacunar a todos los empleados del sector de los servicios.

Moscú sufre de un importante brote epidémico debido a la variante Delta, más contagiosa. Además, solo 1,5 de los aproximadamente 12 millones de habitantes recibieron las dos dosis de la vacuna.

Vacunar el fregadero

Estas medidas tienen un efecto, según las autoridades municipales, que afirman que 60.000 personas se inscriben cada día para ser vacunados.

Un vendedor de falsos certificados, contactado en línea, confió a la AFP recibir actualmente entre 20 y 30 solicitudes diarias. “Me piden incluso vacunar a empresas enteras”, cuenta, precisando que solo se pueden facilitar cinco pruebas falsas de vacunación al día.

A partir de 2.000 rublos (27,5 dólares) se puede obtener un documento falso en papel. Pero para el verdadero sésamo, el documento digital introducido en las bases de datos de la administración, los precios son hasta 15 veces más altos.

Estas prácticas no sorprenden a Pavel Brand, director de una cadena de clínicas en Moscú, que señala que es aún más fácil obtener pruebas de una vacuna sin recibir la inyección. “La gente simplemente va a la clínica y le da dinero a la enfermera” para que vacíe el frasco en lugar de inyectar el producto, detalla.

El método es conocido como vacunar el fregadero, añade. Según Brand, desde hace mucho tiempo, en el contexto del auge del movimiento antivacunas en general, muchos rusos escapan de esta manera al calendario de vacunación de sus hijos.

El fenómeno se ve amplificado actualmente por la desconfianza del propio cuerpo médico. De acuerdo a una encuesta del centro Levada, 31% de los médicos no confían en la Sputnik V.

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