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“Es hora de sanar”, proclama Joe Biden tras vencer a Donald Trump

Histórico triunfo. Líder demócrata le arrebata la reelección al presidente republicano. Mandatario se niega a perder y quiere seguir en disputa judicial alegando “fraude”. Presidentes de diferentes países felicitan a Joe y Kamala por el triunfo. Partidarios celebran en las calles del país.

El experimentado congresista demócrata Joseph Robinette Biden Jr. derrotó y humilló al presidente Donald Trump en una histórica elección que dividió a los Estados Unidos de costa a costa. Mientras dignatarios de todo el mundo reconocían a Biden por el extraordinario resultado que lo convertirá en el 46º presidente norteamericano, como estaba previsto el candidato a la reelección denunció ''fraude'' y se autoproclamó vencedor de la contienda.

Y es cierto. Trump parecía vivir en otro planeta. En tanto los principales periódicos y las más importantes cadenas de noticias –incluso Fox, que respaldó la campaña de los republicanos– informaban del triunfo de Biden, Trump se encontraba jugando golf, y no obstante haber recibido la noticia de su derrota, prosiguió con su deporte favorito y tardó en escribir un primer tuit para rechazar la victoria de su contrincante con su clásico estilo vociferante y odioso.

Luego de dos intentos anteriores, Joe Biden, finalmente, alcanzó la presidencia con los 20 votos del colegio electoral del estado de Pensilvania, justo donde el demócrata nació un 20 de noviembre de 1942.

“Biden ganó la Presidencia y acabó con los cuatro tumultuosos años bajo Trump”, tituló The New York Times. “Joe Biden ganó a Trump y ocasiona celebraciones en todo los Estados Unidos y felicitaciones del extranjero”, señaló The Washington Post. Hasta diarios populares como New York Post se sumaron a los festejos con humor, al poner en primera plana “You’re Fire!” (¡Estás despedido!), en alusión a un famoso reality show que dirigió Trump. Lo curioso es que dicho periódico pertenece al multimillonario Rupert Murdoch, quien fue muy importante en el ascenso político y en la llegada a la presidencia de Donald Trump, desde su conglomerado de medios.

“¡He ganado las elecciones!”

“América, me honra que me hayas elegido para dirigir nuestro gran país”, fue lo primero que escribió Biden en su cuenta de Twitter luego de que la prensa diera la noticia de su victoria al mediodía del sábado.

“El trabajo que tenemos por delante será duro, pero les prometo lo siguiente: seré un presidente para todos los estadounidenses, ya sea que voten por mí o no. Mantendré la fe que has depositado en mí”, apuntó Biden, quien fuera seis veces senador de Delaware y el vicepresidente del mandatario Barack Obama.

Pero también ha sido histórica la elección de la vicepresidenta de Biden, Kamala Harris, la senadora de California de 56 años. Ella es la primera mujer negra en alcanzar el cargo, de padre jamaiquino y madre india tamil. Hija de migrantes en busca del “sueño americano”.

Es decir, Biden y Harris encarnan todo lo que Trump combatió, insultó y difamó durante su gobierno y especialmente en la campaña electoral. Por eso, el presidente no se guardó nada cuando supo de la victoria del candidato Biden.

“¡He ganado las elecciones, por mucho!”, escribió Trump en su cuenta de Twitter: “Gané las elecciones, obtuve 71 millones de votos legítimos. Ocurrieron situaciones que nuestros personeros no pudieron ver nunca. ¡Millones de boletas (electorales) fueron enviadas a personas que nunca las pidieron!”. Ante la vergonzosa derrota, Trump apeló a la mentira.

“La democracia de los Estados Unidos sobrevivió a Donald Trump”, escribió el reconocido periodista y director de la revista The New Yorker, David Remmnick: “Donald Trump, quien culminará su mandato como el personaje más cínico que jamás haya ocupado la Oficina Oval, fue mentiroso hasta el final, proclamando la victoria antes que se contabilizaran las boletas y acusando a un ‘ellos’ desconocido de tratar de robarle la elección. (...) Si algo demuestra el periodo de cuatro años de Trump es que es capaz de casi cualquier cosa”.

Y así fue. Rudy Giuliani, el abogado personal de Donald Trump, dijo en conferencia de prensa que el presidente no va a conceder la victoria a su rival demócrata, más aún si es que hay 600.000 votos “cuestionados”.

Giuliani expresó que cuenta con el testimonio de 25 observadores, pero habló con un total de 50 que pudo haberlos presentado públicamente, mas no lo hizo porque temía por su integridad.

Al igual que el presidente Trump, el abogado no presentó ninguna prueba que pueda corroborar un fraude y sus declaraciones contradicen a las emitidas por los observadores de la OEA, quienes afirmaron que no encontraron indicios sospechosos en el desarrollo de estas últimas elecciones presidenciales e invocaron a los candidatos a no dar ese tipo de discursos falsos y perjudicar la democracia de su país.

Ni rojos ni azules Ahora Trump se convirtió en el tercer presidente electo desde la Segunda Guerra Mundial en perder la reelección, y el primero en casi 20 años. El último que ocupó esa etiqueta fue George H. W. Bush en 1992, frente al demócrata Bill Clinton.

Muchos analistas vinculan la derrota de Trump a su mal manejo de la pandemia desde su llegada al país norteamericano. La enfermedad dejó unos 237.000 estadounidenses muertos y casi 10 millones de contagiados.

El presidente afirmó en una entrevista que sabía lo grave que era la enfermedad desde el principio, pero prefirió no decir nada para no “alarmar” a la ciudadanía.

Otro golpe fuerte a su imagen fue la muerte del ciudadano afroestadounidense George Floyd, que desató una serie de protestas antirracistas en todo el país que, más allá de empatizar con los promotores del ‘Black Live Matters’, Trump prefirió acusarlos de incendiarios y con el apoyo de la policía militar del país intentó reprimirlos. En esa línea intentó hacer prevalecer la política de la “ley y el orden”.

Estos errores fueron enrostrados al mandatario en el primer debate con Joe Biden, un encuentro en el que se le vio muy agresivo y no tenía interés por dejar hablar al demócrata.

“Prometo ser un presidente que buscará unificar, no dividir (el país)”, empezó Joe Biden en su primer discurso luego de confirmarse su victoria:

“Yo no veo estados rojos o azules. Yo solo veo a los Estados Unidos”.

Desde Wilmington, Delaware, Biden soltó una alocución que fue como una bocanada de oxígeno para los estadounidenses, porque fue el anuncio de una nueva era sin discriminación racial, sin persecución de migrantes como criminales, sin expresiones de odio hacia los opositores.

''Es hora de dejar de lado la retórica dura, de bajar la temperatura, de volver a vernos y escucharnos para avanzar. Tenemos que dejar de tratar a nuestros oponentes como enemigos. Ellos no son nuestros enemigos, son estadounidenses", se dirigió a los miles de simpatizantes en la noche del sábado: “Soy un orgulloso demócrata, pero gobernaré como presidente de todos en Estados Unidos”.

Y cerró: “Es hora de sanar a los Estados Unidos”.

El expediente de un líder marcado por la tragedia

Biden fue vicepresidente de Obama y consiguió recuperar el apoyo de estados clave que en 2016 votaron por Trump.

A punto de cumplir 78 años, el demócrata será el presidente de Estados Unidos de más edad.

Su llegada a la política coincidió con uno de los momentos más trágicos de su vida. Su familia sufrió un grave accidente de tráfico en el que su esposa Neilia y su hija de 10 meses murieron.

Esta es la tercera vez que intenta llegar a la presidencia del país.

Ahora promete regresar al Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático y al seno de la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo.

Kamala Harris se convierte en la primera mujer en llegar a la vicepresidencia

Fue candidata en las primarias, perdió ante Joe Biden y luego el demócrata la seleccionó como compañera de fórmula. Ahora hizo historia como la vicepresidenta electa de Estados Unidos.

Harris, exfiscal e hija de inmigrantes de Jamaica e India, dijo en su primer discurso: “Joe Biden y yo estamos listos para ponernos a trabajar en favor del pueblo estadounidense”, escribió en Twitter. “Tenemos mucho trabajo por delante. Comencemos”.

Para algunos analistas, Harris, de 56 años, fue factor determinante para reimpulsar la campaña de Biden y tener el apoyo de un electorado más diverso.

Biden se convirtió en el candidato presidencial más votado en la historia de Estados Unidos. No obstante, algunos dijeron que no votaron por Biden sino por Harris.

Previamente, Harris había sido la primera mujer y primera persona afroamericana en dirigir los servicios judiciales del estado más poblado del país (California).

Tuvo dos mandatos como fiscal en San Francisco y dos como fiscal general de California. Y en enero de 2017 prestó juramento en el Senado en la capital estadounidense como la primera mujer del sur de Asia y la segunda senadora negra de la historia.

En ese período tejió una fama de mano dura, que ahora avizoran en la Casa Blanca. Sin embargo, Harris no quiso personalizar.

“Estas elecciones son mucho más que sobre Joe Biden o sobre mí. Se trata del alma de Estados Unidos y nuestra voluntad de luchar por ello”, expresó esta mujer cuya elección implica el inicio de una nueva era.

Congratulaciones de todas partes del planeta

“Estoy impaciente por trabajar con el presidente electo Biden, la vicepresidenta Harris, su administración y el Congreso de Estados Unidos para que podamos superar juntos los mayores desafíos mundiales”, escribió Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.

“Los estadounidenses han elegido a su presidente. Felicidades, Joe Biden y Kamala Harris. Tenemos mucho que hacer para superar los desafíos actuales. ¡Vamos a trabajar juntos!”, expresó el primer mandatario de Francia, Emmanuel Macron.

Venezuela, la patria del libertador Simón Bolívar, siempre estará dispuesta al diálogo y al entendimiento con el pueblo y el gobierno de los EEUU”, citó Nicolás Maduro, líder del régimen chavista.

“Trabajaremos juntos en fortalecer la agenda común en comercio, medioambiente, seguridad y lucha contra el crimen transnacional”, dijo Iván Duque, presidente de Colombia.

Algunos presidentes como Bolsonaro y López Obrador decidieron no pronunciarse todavía mientras no se resuelva el conflicto del conteo de votos.

Ahora viene otro escenario

Ramiro Escobar, profesor UARM

Confirmado el triunfo de Joe Biden, los reclamos de Trump ya serán inútiles. La fuerza de los números frente a las pálidas acusaciones es aplastante. Ningún juez, por cercano que sea a los republicanos, va a comprarse el pleito de llevar estas demandas sin fundamento hasta el infinito, mientras las calles ya celebran y los reconocimientos llegan del exterior.

Aun así, es probable que, como ya se ha señalado en algunos medios, el último tramo de Trump sea más áspero, turbulento, o hasta vengativo. Tiene un margen de tiempo para cometer desvaríos y allí es central el papel de los otros líderes republicanos, sobre todo de los que no se compraron su absurda obsesión electoral, salvo que quieran enterrar al partido de Abraham Lincoln.

Biden volverá al Acuerdo de París, para luchar contra el cambio climático; a la OMS, desde el país más golpeado por la pandemia; a la UNESCO, para no despreciar más a los artistas y científicos. Ya no habrá un negacionista de la ciencia en la Casa Blanca, lo que implicará un respiro para los ciudadanos, las universidades e incluso para los ecosistemas de EEUU. El ‘trumpismo’ no desaparecerá con Trump, así como el fujimorismo no desapareció con Fujimori.

Es un sentimiento que proviene de una cultura extendida en varias partes de EEUU. Quizás se encarne en otro personaje, o de pronto él mismo Trump lo alentará. Él no surgió de la nada, sino de una crisis sistémica, de una cultura que, entre otras cosas, no aguantó a un afroamericano en la presidencia y a que el rostro de su país cambie de manera irreversible.

Lea la columna completa en el siguiente enlace: t.ly/7Iyj

Infografía trump biden

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