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El hombre que enseña a los japoneses a llorar para reducir el estrés y mejorar el ánimo

El instructor del método rui-katsu, Hidefumi Yoshida, ayuda a las personas a liberarse de los estigmas culturales que impiden a las personas expresar sus emociones.

El instructor japonés afirma que las lágrimas tienen un increíble poder curativo, reducen el estrés y hasta alivian el dolor. Foto: BBC Mundo
El instructor japonés afirma que las lágrimas tienen un increíble poder curativo, reducen el estrés y hasta alivian el dolor. Foto: BBC Mundo

Hidefumi Yoshida, natural de Japón, quien lleva más de siete años como instructor de lágrimas, ha hecho llorar a más de 50.000 personas durante ese período. Su principal labor es hacer que las personas se reanimen a través del llanto, ya que, según él, tiene un poder curativo: disminuye el estrés y alivia el dolor.

El propósito del método japonés rui-katsu, que significa búsqueda de lágrimas, es brindar a las personas un espacio seguro donde puedan llorar.

“Uso películas, libros infantiles y correspondencia. Algunos lloran con solo mirar un hermoso panorama de naturaleza”, contó Yoshida al portal BBC Mundo.

“El mayor beneficio de rui-katsu es aliviar el estrés, pero no todas las lágrimas funcionan. Lo mejor es conmoverte de la emoción. Lagrimear no es suficiente. Es importante derramar al menos una lágrima. Gemir sería ideal. Entre más fuerte llores, mejor te sentirás”, sostuvo.

Según detalló el medio británico, el llanto trae beneficios físicos y psicológicos. Puede ayudar a tranquilizar, aliviar el dolor y mejorar el ánimo.

“Creo que originalmente los japoneses eran propensos a llorar fácilmente. Nuestra literatura clásica contiene muchas referencias al llanto. Pero hoy en día la sociedad nipona encuentra muy difícil llorar. Muchos reprimen las lágrimas”, expresó el instructor.

Asimismo, explicó por qué a los japoneses les cuesta expresar sus emociones. “Desde la infancia, nos han enseñado a no llorar. Como resultado, nos criaron aprendiendo a ser cerrados. Eso hace que enfermemos y acumulemos estrés. Muchos de nosotros tenemos percepciones negativas del llanto”, añadió.

Una de las participantes del seminario, Mika Nakamura, declaró: “No estaba segura si realmente podría llorar. Me sorprendí al encontrarme llena de emociones y llorar hasta sentir dolor. Luego, me sentí refrescada, como después de tomar un baño”.

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